Según reza un viejo dicho, “no se pueden poner puertas al campo”. Sin embargo el campo en torno a Jerez, donde son tan frecuentes puertas, cancelas, rejas y angarillas de todo tipo, tiene desde hace unos meses una nueva puerta muy especial, esta vez abierta de par en par, para el disfrute de la naturaleza. Se trata de la
Puerta Verde de Jerez una iniciativa desarrollada por la Consejería de Medio Ambiente.
Con el
proyecto “Puertas Verdes”, se pretende acercar el entorno natural a los residentes en las ciudades andaluzas de más de 50.000 habitantes, a través de la recuperación de las antiguas vías pecuarias que, a modo de corredores ecológicos, conectarán los núcleos urbanos con espacios naturales cercanos. Esta iniciativa, vinculada también al
Plan de Recuperación de las Vías Pecuarias, pretende convertir a
estos viejos caminos que un día se utilizaron para el tránsito de ganado, en auténticos elementos de vertebración ecológica del territorio. Las actividades de ocio en la naturaleza (ciclismo, rutas a caballo, senderismo…) cuentan así con renovados trazados en los que realizar estas actividades que son también nuevas vías para el desarrollo rural gracias al ecoturismo, a la vez que diversifican el paisaje y se convierten en
auténticos corredores ecológicos para la fauna y la flora.
La ruta que hoy proponemos pretende acercarnos a esta Puerta Verde de Jerez, un itinerario de 13,3 km., que une la Laguna de Medina con el parque de Las Cañadas de Puerto Real y que nosotros recorreremos sólo en el primero de sus tramos, el que partiendo de dicha laguna nos lleva en un cómodo
paseo de algo más de 6 km. hasta la barriada rural de El Mojo.
El recorrido se realiza a través del camino, recientemente rehabilitado y reforestado que discurre por el trazado de la
Cañada Real de Lomopardo o de Medina, que fue una de las vías pecuarias más transitadas del término. Esta cañada tiene una longitud aproximada de 23 km. y arranca del Descansadero de Albadalejo, junto a Estella del Marqués. Discurre junto a la actual autopista Sevilla-Cádiz para cruzar el río Guadalete
por el Puente de Cartuja y continuar por Las Pachecas hasta la Laguna de Medina y el Mojo. A partir de este lugar, la cañada pasa al pie del castillo de Berroquejo y se cruza con otra que une Puerto Real y Paterna, penetrando ya en el término municipal de Medina Sidonia. Su dirección es de Norte a Sur y su anchura legal de 75,22 metros, si bien en la mayoría de su recorrido se nos presenta hoy más estrecha al haber sido invadida por
las fincas agrícolas o por viviendas ilegales.
El paseo se inicia en la Laguna de Medina, donde unas grandes vallas nos informan de las características de la ruta. En su primer tramo discurre junto a la orilla de la laguna durante algo más de un kilómetro. Para salvar las zonas encharcables se ha habilitado un sendero peatonal con
pasarelas de madera escoltado por los tarajes, carrizos y eneas que crecen a la izquierda junto a la lámina de agua, y los acebuches, lentiscos y algarrobos que, a la derecha forman una “pantalla vegetal” que separa la laguna de los campos de cultivo colindantes en los que crece un olivar.
Apenas hemos caminado 900 m., cuando a la izquierda del sendero un
observatorio de aves nos invita a hacer un alto en el camino. Camuflado entre la vegetación, como si de un palafito sobre la laguna se tratase, esta pequeña construcción de madera tiene en su interior una serie de paneles que nos informan de las especies de aves observables en las distintas estaciones. Con esta ayuda no nos será difícil identificar a las más
representativas de cuantas viven habitualmente en la laguna o visitan cada año esta
Reserva Natural, declarada también
Zona de Especial Protección para las Aves.
Tras recorrer 1300 m. el camino dobla hacía el sur apartándose de la orilla de la laguna, que quedará ya a nuestra espalda. Discurre ahora entre lentiscos y acebuches, dejando a su izquierda el
arroyo de Fuente Bermeja, pequeño curso fluvial que alimenta la laguna. Al poco, la ruta se ve cortada por una carretera que sigue el trazado de la
Cañada del León o Cuerpo de Hombre y que conduce hasta
Rajamancera. Tras cruzar la carretera, nuestra ruta inicia ahora un suave ascenso, y la cañada presenta a ambos lados una orla de monte bajo bien desarrollado donde podemos ver las típicas especies del monte mediterráneo, con predominio de lentiscos, palmitos y acebuches. No faltan tampoco en estas bandas de vegetación, carrascas, jaras, torviscos, matagallos, tomillos…
Continuando nuestro paseo, llegaremos a un pequeño collado y, como habremos ido ganado altura, a nuestras espaldas podremos observar bonitas vistas de la laguna, que desde aquí vemos rodeada de vegetación, con el
Cerro del Viento (108 m.), próximo a la fábrica de cemento, despuntando a su izquierda. La cañada discurre ahora por una zona llana en la que se han acotado parcelas con un “cerramiento
provisional para repoblación”. Así lo indican los carteles que figuran en los vallados instalados para proteger los plantones de encinas, acebuches y algarrobos con los que se pretende reforestar la vía pecuaria para que, un día, llegue a ser un auténtico corredor verde.
En el interior de una finca, a la derecha en el sentido de la marcha, veremos la casa del
cortijo de Las Caballerías. Algo más adelante, a la izquierda, donde la cañada da un giro de 90 grados, aparece otra construcción rodeada por un cercado levantado en terrenos usurpados a la cañada. Esta misma práctica se observa en los campos de la derecha, donde los hitos que marcan los límites de la vía pecuaria (de color verde), están dentro de una finca privada. Lamentablemente,
estas ocupaciones de terreno público se dan en otros muchos puntos del camino.
Tras un cómodo paseo por este tramo, que discurre por zona llana y donde podremos ver nuevos cerramientos para repoblación, la cañada inicia un suave descenso para llegar a un pequeño vado. Hasta este punto hemos recorrido 4200 m. desde que iniciamos nuestro paseo. Por el vado cruza la vía pecuaria un arroyuelo tributario del de
Fuentebermeja, procedente de las tierras de
Martelilla (que quedan a nuestra derecha) en las que es fácil ver pastando las reses de su afamada ganadería de bravo. Dentro de las fincas, a ambos lados del camino, seguimos observando los hitos (postes de color verde) y los antiguos mojones de piedra que delimitan la anchura de la vía pecuaria, prueba evidente de la ocupación de parte de su trazado.
Tras pasar el vado, se sube una pequeña cuesta a cuyo término ya empiezan a verse, a ambos lados del camino, las construcciones de la barriada rural de
El Mojo, levantadas dentro del trazado de la vía pecuaria, que ocupan de manera irregular. Al poco, la cañada da un giro de noventa grados al cruzarse con otra vía pecuaria: la
Cañada de Los Arquillos o de la
Cuesta del Infierno, por la que otro día trazaremos una ruta hasta Torrecera. A la altura de este cruce, hemos recorrido ya algo más de cinco km. El fin de nuestro paseo ya está cerca, y cuando llegamos al antiguo
Ventorrilo de El Mojo, al pie de la vieja carretera de Medina, podremos por fin descansar tomando un refrigerio en cualquiera de las ventas de esta barriada rural dando por terminado nuestro paseo. Si se desea, se puede continuar por la cañada otros quinientos metros hasta el depósito de aguas ubicado en lo más lato del Cerro de El Mojo. Este último esfuerzo habrá merecido la pena porque desde este punto se divisa
una de las mejores vistas panorámicas de toda la campiña.
Volveremos otro día hasta este lugar para continuar por la “Puerta Verde de Jerez” hasta enlazar con el Parque de Las Cañadas de Puerto Real.