De la mano del vandalismo y la expoliación, los nuevos piratas del patrimonio, armados con detectores de metales y azadas y esos otros aventureros a lomos de sus motos de trial o de sus quads, están causando serios daños, (irreversibles algunos) en importantes yacimientos arqueológicos de nuestro entorno. Y todo ello, en muchas ocasiones, debido a la falta de medidas para garantizar una adecuada protección de estos enclaves, cuando no a la pasividad de quien debiera velar por salvaguardarlos.
La normativa reguladora de la protección y fomento del patrimonio histórico de Andalucía incluye entre los bienes inscritos con carácter específico en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, las Zonas Arqueológicas, asignando a sus propietarios la obligación de su conservación, mantenimiento y custodia. La base de datos del patrimonio inmueble del Instituto andaluz de Patrimonio Histórico, incluye un buen número de yacimientos en los alrededores de Jerez entre los que figuran asentamientos, construcciones funerarias, edificios agropecuarios e industriales, infraestructuras hidráulicas, sitios con útiles líticos… pertenecientes a diferentes épocas históricas desde el Paleolítico a la Edad Media pasando por la Edad del Cobre, la Época romana o la Alta Edad Media. Hoy queremos llamar la atención, entre otros muchos ejemplos del deterioro de nuestro patrimonio, de dos de estas Zonas Arqueológicas que se encentran entre las más relevantes y que destacan por su desprotección: Asta Regia y el Poblado de Las Cumbres.
No hace falta abundar en la importancia del yacimiento de Asta Regia, ubicado en la barriada rural de Mesas de Asta, que duerme el sueño de los justos desde 1956, año en el que D. Manuel Esteve llevara a cabo la última campaña de excavaciones. Con presencia ininterrumpida desde el Neolítico hasta el periodo califal de la época islámica, la Zona Arqueológica de Mesas de Asta es un enclave de primer orden para conocer nuestra propia historia. El Foro Asta Regia, que agrupa a un buen número de personas y colectivos entre los que se encuentra el Centro de Estudios Históricos Jerezanos y los propios vecinos de Las Mesas de Asta, ha llamado en numerosas ocasiones la atención acerca del expolio continuado del yacimiento así como de la ausencia de protección del mismo. La situación ha sido denunciada de manera recurrente en los medios de comunicación, sin que se tomen medidas eficaces para proteger adecuadamente este enclave, en espera de que puedan realizarse nuevos estudios y excavaciones.
A diferencia de lo que sucede con el Yacimiento de Doña Blanca, que cuenta con un recinto vallado y vigilancia permanente, el Poblado de Las Cumbres, ubicado en lo más alto de la Sierra de San Cristóbal y vinculado estrechamente a aquél, carece de toda protección. Excavado por Ruiz Mata entre 1985 y 1991, este poblado de época turdetana, ocupado desde fines del siglo IV y durante todo el siglo III a.n.e. (época en la que al parecer se abandonó por sus moradores), fue de nuevo cubierto tras su excavación, ante la imposibilidad de garantizar su protección. Las vallas y puertas que se instalaron en su día pronto se perdieron y desde hace uno años se utiliza como “pista de motocross” y “campo de pruebas” de quads o bicicletas de montaña ante la pasividad de todos. En ocasiones hemos visto automóviles en este mismo lugar, al que acceden a través de la Cañada del Carrillo y de un antiguo camino de la vieja cantera de arenisca, llegando hasta lo más alto de la Sierra y contribuyendo al deterioro de lo que queda del “yacimiento”.
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5 comentarios :
Lamentable.
Un simple detector que alcanza unos 25 cms como máximo no le hace daño a una superficie arada donde el arado penetra mas de 0,50m bajo tierra
Efectivamente, el detector no le hace daño a nada, el que lo lleva si puede hacérselo, especialmente si se lleva las piezas que encuentra, las saca de contexto, se las queda para él, las vende, sigue expoliando otros yacimientos... Seamos serios. (Un arqueólogo)
Ayer mismo estuve allí, la cosa va a peor, siguen usándolo como un via ciclista o circuito de motocross, se ven claramente los caminos que han echo y el destrozo. Sus dueños o ocupantes no solo no lo protegen sino que lo están usando para pasear al ganado por allí y dedicarse a la apicultura. Una pena todo, aún más sabiendo que que tienen consciencia de lo que hacen.
Es una pena la desidia de las administraciones para con nuestro patrimonio... y el incivismo de estos "deportistas", que leen lo de prohibido el paso y lo de "yacimiento arqueológico" y pasan tres kilos.
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