
Hay caracoles. Así de expresivo, de conciso y de claro es el mensaje que, cada año, en estos días, anuncia que ha empezado el tiempo de saborear uno de los más sencillos y típicos productos de nuestra tierra: los caracoles.



Aunque hay caracoles durante todo el año, es ahora, entre los meses de abril y julio, cuando más se dejan ver. Sin embargo, cuando las condiciones de humedad y temperatura o el ambiente externo son desfavorables, los caracoles se ocultan en lugares escondidos o se muestran inactivos, refugiados en el interior de su concha donde pueden permanecer largo tiempo, reduciendo al máximo sus constantes vitales, en espera de que mejoren las condiciones ambientales. Por lo general, son animales nocturnos, más visibles en los meses de primavera y verano cuando la vegetación de la que se alimentan está más disponible, llegando a hibernar en las épocas más frías. A veces, especialmente en la época más calurosa, los vemos apiñados en los extremos de los postes que sujetan los vallados de los campos, o en los cardos, donde permanecen a salvo de sus depredadores naturales.


Los caracoles se preparan con poleo, con hinojo y con tomillo, con orégano y laurel, con “hierbas de caracoles”, a la cazuela, en salsa, con tomate y jamón, con cebolla… Hay caracoles, si, y hay mil y una formas de cocinarlos. Carlos Spínola, en su afamada obra Gastronomía y Cocina Gaditana, recoge una cita de Dionisio Pérez quien en su Guía del Buen
Como hemos señalado, aunque las preferencias de consumo en nuestra zona se centran en tres o cuatro especies, en la provincia existe una gran variedad -49 especies-, algunas de las cuales debieran ser protegidas por encontrarse sometidas a graves amenazas. Es el caso, por ejemplo de Trochoidea zaharensis, Oestophora calpeana, O. dorotheae o Xeroleuca vatonniana. Especial vulnerabilidad, por su rareza y escasez, presenta el caso de Theba pisana arietina, ya que en la Península Ibérica sólo ha sido citada en una localización al Sur de Portugal y en nuestra Sierra de San Cristóbal.
Hay caracoles… pero si seguimos abusando y sobreexplotando sus poblaciones, pueden llegar a escasear y, en algunos casos como los citados, a desaparecer.
Para saber más:
- Arrébola, J.R.: 1995. Caracoles terrestres (Gastropoda, Stylommatophora) de Andalucía, con especial referencia a las provincias de Sevilla y Cádiz. Tesis Doctoral. Univ. de Sevilla
- Arrébola, J.R., Cárcaba, A., Moreno, R., Ruiz, A. y López, R.: 2004. Bases para la conservación y explotación sostenible de los caracoles terrestres en la provincia de Cádiz. Revista de la Sociedad Historia Natural de Cádiz, IV: 63-81.
- Arrébola, J.R., Cárcaba, A., Ruiz, A.; 2006: Los caracoles terrestres de Andalucía. Revista Medioambiente, nº 55, pp.22-25.
- Spínola Bruzón, C.: 1990. Gastronomía y cocina gaditana. Universidad de Cádiz. P. 109.
- La imagen del vasito de caracoles está tomada de la-cazuela.blogspot.com
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2 comentarios :
Jamás pensé que de una costumbre tan trivial, se pudiera hacer un artículo tan brillante.
Magnífico artículo de divulgación así como el trabajo que reflejáis en este blog.
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