El 14 de Septiembre pasado la prensa nacional y las publicaciones especializadas se hicieron eco del gran hallazgo paleontológico que había llevado a cabo, en Febrero de 2009, nuestro buen amigo Diego Mendoza López en la Sierra del Chaparral (Villaluenga del Rosario). Espeleólogo experimentado y experto conocedor de las cavidades de estos parajes de la Sierra de Cádiz, comunicó su descubrimiento a otros colegas del G.I.E.X. y del G.A.C. a los que pertenece. Fruto de las investigaciones de varios meses llevadas a cabo por un prestigioso equipo interdisciplinar es este informe que, por gentileza de sus autores, reproducimos textualmente, con el apoyo gráfico de parte del reportaje fotográfico que realizó el descubridor del yacimiento, Diego Mendoza. El informe recoge lo siguiente:
“En el transcurso de las prospecciones espeleológicas que se vienen llevando a cabo en la Manga de Villaluenga, Cádiz por parte del Grupo de Investigaciones Espeleológicas de Jerez (G.I.E.X.), uno de sus miembros, Diego Mendoza López, pateando las laderas sur de la Sierra del Chaparral en busca de nuevas cavidades el pasado mes de Febrero de 2009, localizo un conjunto de huesos fosilizados en una brecha calcárea, que notificó rápidamente por correo electrónico a Antonio Santiago, Presidente del G.I.E.X., adjuntándole fotografías del depósito y los detalles del hallazgo.
Seguidamente y ante las evidencias que podían apreciarse en las fotografías, Antonio Santiago (actual Secretario del Grupo Andaluz de Cuaternario-AEQUA-GAC), con motivo de la celebración de la XXX Reunión de Campo del G.A.C. que tuvo lugar en Valencina de la Concepción (Sevilla) los días 7 y 8 de Marzo, comunico el hallazgo a los colegas Francisco Giles Pacheco (arqueólogo y miembro del G.I.E.X. y del G.A.C.) Joaquín Rodríguez Vidal (Catedrático de Geología y Presidente del G.A.C.) y Fernando Muñiz (paleontólogo, miembro del G.A.C.) los cuales confirmaron la importancia del registro óseo, llegándose a plantear un criterio de valoración del registro como pleistocénico, por su ubicación en el tramo alto del la Sierra del Chaparral, término municipal de Villaluenga del Rosario.
Para llevar a cabo la elaboración de un informe oficial del yacimiento, el día 18 de Marzo, acompañados por Diego Mendoza López, su descubridor, Francisco Giles y Antonio Santiago acceden a lugar del hallazgo para diagnosticar el depósito y tomar datos de su situación, estado de conservación y fotografías de detalle de la estratigrafía que presentan los depósitos kàrsticos que lo contiene. También se procedió a recoger, posicionando el lugar, los fragmentos de huesos que por efectos de la erosión y disolución de la arcilla matriz que los envuelve, se han desprendido de la brecha.
El registro paleontológico aparece soldado por coladas de calcita muy cristalinas a grandes bloques de rocas calizas, propios de la formación jurásica, que han quedado exhumados por pérdida erosiva de las arcillas rojas de origen kárstico que rellenan las fisuras y agujeros de disolución del exokarst. La morfología del terreno parece corresponder a un depósito de dolina.
Los huesos presentan un alto porcentaje de roturas antiguas y en menor cantidad roturas frescas, en este caso causadas por la fragmentación actual del depósito brechificado, La mayor densidad observable de fósiles se encuentra fuertemente adheridos a dos bloques calizos, pudiéndose identificar epífisis de huesos largos, fragmentos de diáfisis de gran tamaño, piezas dentarias de equus caballus, cervus elaphus, capra pirenáica, canis lupus, lynx pardina, y otros taxones de aves, pequeños mamíferos y micromamíferos. El registro continúa disperso en un depósito de arcillas rojas y se extiende por un área de aproximadamente 15 m2, muy próximo al camino de subida a la Sierra del Chaparral al que se accede por la pista que parte de la Manga de Villaluenga hacia la cabreriza de Emilio Selles Pérez, ganadero de la localidad.
Taxones del registro. Se han reconocido elementos anatómicos de al menos 3 taxones, de herbívoros (equus caballus, cervus elaphus, capra pirenáica) y 2 de carnívoros (canis lupus, lynx pardina), con alta representación del esqueleto (extremidades, esqueleto postcraneal, piezas dentarias, cuernas) así como abundantes fragmentos óseos (epífisis y diáfisis) de menor tamaño correspondiente a pequeños mamíferos, aves y abundante microfauna. Especialmente representado por su alto número son los metacarpos y metatarsos, huesos del tarso y del carpo, astrágalos, calcáneos, falanges y pezuñas, lo cual indica claramente su conexión anatómica.
El índice de rotura es alto, debido a presiones del sedimento y al grado de erosión y alteraciones climáticas a los que actualmente está sometido el depósito y son de tipo irregular con alto porcentaje de epífisis en conexión anatómica con las diáfisis. Las piezas dentarias también son abundantes según se puede apreciar en la muestra recogida y las que están soldadas en la roca caliza, y presentan bajo porcentaje de roturas y muy buen estado de conservación.
Por la muestra recogida y por el registro observado “in situ” en la brecha calcárea, el número mínimo de taxones puede estimarse, a priori, en más de 10 especies identificadas.
Como primera observación tafonómica, cabe destacar la identificación de marcas de carnívoros en algunos huesos, de forma circular, y cortes longitudinales en varios fragmentos de diáfisis que podrían responder a indicios antrópicos, por lo que el yacimiento debe considerarse como pieza clave para el estudio de las primeras comunidades humanas que ocuparon el medio de montaña y las cabeceras de los cursos fluviales de la Sierra de Cádiz (Giles et al., 2000 a y b, 2003).
Alteraciones post-deposicionales. Puede apreciarse en el conjunto recogido que existen huesos teñidos, algunos completos y otros parcialmente, por impregnaciones de manganeso y en otros domina el color rojo, propio de las arcillas de descalcificación del depósito kárstico que los envuelven. También hay que destacar el grado de cementaciónde gran parte del registro adherido a formaciones de espeleotemas (coladas de calcita de gran pureza). No se observan, a priori, evidencias de meteorización o fósiles conhuellas de raíces aunque el depósito de arcillas presenta rasgos de bioturbación.
La condiciones que presenta actualmente el yacimiento, situado a 1.000 m. de a.s.n.m., expuesto a los rigurosos cambios climáticos registrados en la Sierra de Grazalema y más concretamente en la Manga de Villaluenga, con grandes nevadas y bajas temperaturas en contraste, en cortos períodos de tiempo, de altas temperaturas durante el día, así como su proximidad al camino, constituyen por si sólo factores de alto riesgo de destrucción y desmantelamiento del pequeño depósito fosilífero.
Desmantelamiento del registro óseo a causa de las alteraciones térmicas y efectos de la erosión. Los agentes atmosféricos, el estado observable de alteración y fragmentación de los huesos y los efectos irreversibles de la erosión, principal agente del deterioro y destrucción del yacimiento, sugieren una inmediata intervención geoarqueológica que permita recuperar, con la metodología adecuada para este tipo de depósitos, el registro faunístico, hasta ahora, única localización de restos paleontológicos cuaternarios en el exokarst de la Sierra de Cádiz, según dictamina el Art. 58 Actuaciones de Urgencia. Ley 14/2007 de 26 de Noviembre, de Patrimonio Histórico de Andalucía, BOJA nº 248 de 19-12-2007. A esto hay que añadir su proximidad a la pista por la que circulan vehículos todo terreno y maquinaria agropecuaria que incrementan los riegos de alteración y desmantelamiento del depósito
Las marcas de tipo antrópico observadas en algunas piezas óseas, podrían estar relacionadas con ocupaciones humanas, de las que ya existen evidencias de registros líticos del Pleistoceno Superior en la zona (Giles et al., 2000a y b, 2003; Santiago et al., 1997) y estudios morfogenéticos de espeleotemas cuaternarios en el inmediato macizo calcáreo de la Sierra del Endrinal (Rodríguez Vidal et al., 1999, 2000).
El yacimiento del Chaparral supone un enclave fundamental para la aportación, por primera vez en la sierra gaditana, de un registro pleistocénico del que podrán obtenerse datos bioclimáticos, faunísticos y geomorfológicos, de los que adolece la prehistoria de la provincia de Cádiz, estudios que serán debidamente abordados por un equipo interdisciplinar de cuaternaristas, tanto los trabajos de campo como su posterior análisis de laboratorio.”
Jerez de la Frontera 26 de Marzo de 2009
Antonio Santiago Pérez, Presidente del G.I.E.X, Secretario del G.A.C.-AEQUA.
Francisco Giles Pacheco, . G.A.C.-AEQUA, G.I.E.X.
Fotografías: Diego Mendoza López, G.I.E.X., descubridor del yacimiento.
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