Higos chumbos y chumberas (I)


Chumberas. Al fondo, la Torre de Doña Blanca
Procedente de América Central, considerada como una especie exótica y foránea, tan ajena a estas latitudes, la chumbera se ha convertido ya, desde hace casi cinco siglos, en un elemento integrante de nuestros paisajes rurales desde hace varios siglos, donde ha llegado a naturalizarse. Se la conoce también como tuna, higuera chumba, nopal, nopalera, higuera de Indias, raqueta, higuera de pala… Muchos nombres para referirse a una misma planta: la humilde y rústica chumbera.

ChumberaLejos de ser una especie protegida, se la ha llegado a considerar como especie exótica invasora, si bien –y podríamos decir que afortunadamente- no figura entre los planes de control institucionales para reducir sus poblaciones como sucede con otras plantas. Y es que la chumbera –como pasa también con la pita o ágave- vino para quedarse y ya se ha integrado en la imagen de muchos rincones de la campiña.

La chumbera o nopal es el nombre genérico de distintas especies de plantas de la familia de los cactus (cactáceas). Tiene porte arbustivo aunque a veces puede llegar a tener aspecto arborescente, alcanzando en determinadas condiciones hasta los 5 metros de altura. En la actualidad conviven en nuestros campos varias especies del género Opuntia, si bien la más conocida de todas es Opuntia ficus-indica, (denominada también O. ficus–barbarica) por ser la Tallo de chumbera: detallemás abundante. Junto a ella encontramos otras especies como O. dilenii, de palas algo más pequeñas que la anterior y O. megacantha (conocida por otros sinónimos como O. maxima), de palas más grandes y alargadas que las ya mencionadas. Distintos autores citan otras especies de Opuntia en la provincia como O. tuna, O. vulgaris, O. cochenillifera… de porte y aspecto muy parecidos a las anteriores. Estas últimas, destinadas en sus orígenes al cultivo de la cochinilla, se ha naturalizado también en distintos puntos de la geografía provincial, preferentemente en la zona litoral.

Detalle de las hojas de la chumberaUna planta singular:

Las chumberas son plantas fácilmente identificables por su porte singular y sus característicos tallos, aplanados y de formas ovales, que se ramifican con gran profusión a modo de paletas o raquetas en las que brotan las “hojas”, transformadas en espinas, que no hay que confundir con sus tallos verdes y carnosos. Los bordes de las “palas” que componen sus tallos se cubren de brotes de flores y, posteriormente, de frutos: los característicos higos chumbos que la hacen inconfundible.

Desde finales de mayo a julio, los nopales o chumberas exhiben unas vistosas flores de pétalos Flor en la chumberacon colores amarillentos (los más comunes) pudiendo ser también en determinadas especies, anaranjados o rojizos. Estas tonalidades se repiten en los frutos que pasan del verde al amarillo e incluso al rojo vivo o púrpura en su madurez.

Los frutos están protegidos por una piel gruesa provista de pequeñas pero abundantes espinas, que se desprenden con cierta facilidad cuando están maduros. Los recolectores experimentados tratan de coger los frutos de espaldas al viento ya que de lo contrario las espinas pueden acabar en la cara arrastradas por aquel. En su interior, los frutos encierran una Flor en la chumberabaya de pulpa carnosa que guarda abundantes semillas: el higo chumbo.

Como nos recuerda Paz Martín Ferrero en su Diccionario Rural sobre el habla de la provincia de Cádiz, el higo chumbo es conocido, en nuestro entorno con diversos nombres: higo de tuna, chumbo, higo de Jerez (como los venden en Cádiz, al son de una cantinela), higo tuno (en Algar y otros lugares)… El higo chumbo “americano”, es como se denomina en algunos pueblos de la provincia al más común, de color verdoso, mientras que al más grande y rojizo, le conocen en diferentes lugares como higo “moscatel”.

Un poco de historia:

¿Cómo llegaron las tunas, las higueras chumbas o nopales hasta nuestra tierra? Existen diferentes propuestas que justifican su introducción por la facilidad de adaptación de esta planta a terrenos incultos, para el aprovechamiento de sus frutos, para su utilización en vallados naturales… sin embargo, la más extendida es la que liga su cultivo a la producción de la grana o colorante rojo que se obtenía de un insecto que parasitaba estas plantas: la cochinilla, Dactylopius coccus.

Higos chumbosSi hacemos un poco de historia, recordaremos que los diferentes proyectos de colonización agraria de nuestras sierras y campiñas coincidían, como ha señalado el historiador Antonio Cabral, en cierta “agromanía” por la introducción de cultivos exóticos y desconocidos en nuestro territorio: algodón, azafrán, caña de azúcar, cáñamo, moreras… no faltan en la literatura agronómica de la época como productos en los que el campo encontraría nuevas riquezas. Desde los primeros intentos de Fernando Padilla para colonizar en el S. XVI las tierras del castillo de Tempul, pasando por los proyectos de ilustrados y liberales que se sucedieron durante lo siglos XVIII y XIX (Crivellí, Cambiaso, Sagrario de Beloy…), se venía apuntando la necesidad de experimentar con nuevos cultivos que posibilitaran el despertar de la agricultura. En esta lista no faltaba nunca el nopal.

Higos chumbosEn este empeño de abrirse a nuevas especies con potencial agrícola se embarcó también la Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera. Ya en 1835 Francisco Basurto, su director, da cuenta del ensayo con éxito de los nuevos cultivos de arroz y patata. Pedro Riquelme, en su memoria de 1836 propone el fomento del cultivo de algodón, café y cacao. De la misma manera, en la memoria de 1857 se incluye la lista de expositores que concurrieron a la Exposición Agrícola e Industrial de 1856, promovida por Pedro Carlos Gordon, presidente de la Sociedad y que supuso un escaparate de cuanto se producía y experimentaba en nuestra tierra. Ente los muchos productos agrícolas que se exhiben aparecen, dentro del apartado de plantas exóticas, zumaque (para la obtención de taninos), lino, algodón, yute y nopal, esta última, “con vistas a la extracción de cochinilla, tal como hacía la Sociedad de Cádiz”. Por ahí estaban puestas, al parecer, las miras para la extensión del cultivo de las chumberas.


Para saber más:
- Cabral Chamorro, Antonio (1996): La colonización ilustrada y liberal en Jerez de la Frontera 1750-1850. B.U.C. Colección Premios Manuel Esteve, 1. Ayuntamiento de Jerez.
- Ruiz Lagos, Manuel (1974): Tareas de la Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Frontera (1833-1860). C.E.H.J. Graficas del Exportador. Jerez.
- Martín Ferrero, Paz (1999): El habla de los pueblos de Cádiz. Diccionario Rural. Quorum Libros Editores. Cádiz.
- Oleg Polunin (1982): Guía de campo de las flores de Europa. Ed. Omega. Barcelona



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4 comentarios :

Anónimo dijo...

No deja entrar en el post

Anónimo dijo...

Ahora si. Muchas gracias

Nacho Rodríguez dijo...

Me encanta, ¿cómo la humilde chumbera llega a tener tanta historia?

República de Cuartillo dijo...

Que interesante. El origen ya lo sabia y otras utilidades, como alimento al ganado y ensalada, pero lo de las cochinillas es interesante. Siendo foránea no se persigue porque tiene interés económico. ¿pasará lo mismo que con la uña de gato? (Esa que es invasiva y tiene uns flores rosas y blancas.

República de Cuartillo

 
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