Cada vez que se registran grandes lluvias sucede lo mismo: a medida que el Guadalete se acerca a su curso bajo, los problemas aumentan. Entre los más sobresalientes se encuentran los cortes de la carretera de La Ina, que dejan parcialmente aislada a esta barriada rural, así como la saturación del canal de drenaje de La Greduela que, una vez superados los problemas de aislamiento de este núcleo rural, con la construcción del nuevo puente, sigue manteniendo en vilo a muchas familias cada vez que hay fuertes lluvias. Junto a los anteriores, debemos mencionar también los que afectan a La Corta y El Portal (de los que nos ocuparemos en la próxima salida) y, especialmente, las inundaciones de Las Pachecas y de la zona que rodea al Puente de Cartuja. Estos últimos lugares son los que, sin duda alguna, han sufrido la peor parte en esta ocasión.
Esta vez, la crecida del río subió por encima de los tajamares del puente y llegó a superar los pequeños arcos de sus extremos ocupando en toda su extensión el amplio cauce que, a su paso por el tradicional “vado de Cartuja”, se ha venido respetando durante siglos sin ocupaciones ni construcciones en la ribera, más allá del histórico edificio del “Molino de la Villa”, donde actualmente se encuentra la Venta de Cartuja. Y como sucede periódicamente, como ya pasó en 1996 y volverá a pasar cada vez que las lluvias intensas y persistentes obliguen a efectuar desembalses, de nuevo se inundó la planta baja de la Venta causando graves daños materiales. La explicación es sencilla. El molino se construyó parcialmente en el cauce del río.
Las imágenes de la Venta de Cartuja inundada y del puente mostrando sólo la parte superior de sus arcos centrales, fue noticia en todos los noticiarios de las cadenas nacionales de televisión que desplazaron a sus unidades móviles para hacer llamativos reportajes, tanto en este lugar como en Las Pachecas. En las cercanías del puente, donde muchos ciudadanos acudieron a observar la crecida del río, pudieron verse también otras escenas que nos confirmaban que estábamos ante una situación excepcional. Así, la carretera que conduce desde el Puente al cruce de Las Quinientas y que pasa bajo los puentes de la autopista Sevilla Cádiz hubo de ser cortada al inundarse completamente. De la misma manera, bajo los puentes de la autovía de Los Barrios el río alcanzó una enorme anchura abriéndose una inmensa lámina de agua hasta los pies de la barriada de Lomopardo. Desde este núcleo rural se podían obtener unas singulares vistas sobre los Llanos de la Ina y Las Pachecas donde se había formabdo una inmensa laguna sólo interrumpida por la autovía de Los Barrios.
En las proximidades de Viveros Olmedo, el Arroyo Salado, que recoge las aguas que bajan desde las faldas de la Sierra de Gibalbín y drena los Llanos de Caulina, también se desbordó rozando sus aguas los tableros del puente de la autopista y del que conduce a los viveros
Pero sin duda, la peor parte se la llevaron esta vez los vecinos de Las Pachecas y de Zarandilla, muchas de cuyas viviendas se cubrieron de agua sufriendo graves daños materiales. Los inundaciones afectaron también a la maquinaria agrícola, a las instalaciones de riego (se veían flotando por muchos rincones los tubos de riego por aspersión) y a los sembrados. En la visita que hicimos a esta barriada rural, a la que accedimos desde la entrada de la Laguna de Medina, muchos vecinos se lamentaban del “efecto barrera” que supone el nuevo trazado de la autovía de Los Barrios que impide, a su entender, el desalojo del agua hacia el río. De la misma manera se quejaban amargamente de que el Arroyo Buitrago, que drena estos llanos y se une al río junto a la Estación Elevadora del Bajo Guadalete, apenas podía desaguar adecuadamente por el estrecho paso de drenaje que se le había dejado al realizar las obras de la autovía. Sea como fuere, lo cierto es que Las Pachecas y Zarandilla ofrecían una imagen de desolación ante la que se plantean muchas preguntas y ante la que hay que ofrecer también algunas soluciones para evitar que estas escenas se repitan.
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4 comentarios :
Y yo me pregunto si esto tiene o no solución, porque la naturaleza nos recuerda siempre que está ahí y si nos empeñamos en usurpar cauces naturales del río, ¿qué vamos a hacer, desviarlo? ¿Cuántas de las viviendas inundadas están así por haber sido construidas donde no se debe?
Desde luego siempre la mano del hombre tiene gran culpa de todas estas desgracias...Aun asi es triste es ver que daño tan irreparable nos causamos...
http://laseronda.blogspot.com/
En este enlace, una amiga desde Asturias me dedica unas rimas, sorprendida por las lluvias en Jerez.
Genial tu ENTORNO, GRACIAS POR COMPARTIR.
Os felicito por el extraordinario trabajo que estáis haciendo, del que la mayoría de los medios de comunicación nacionales deberían tomar nota, ya que muchas personas creen que lo que está inundado es el centro de la ciudad, y no saben distiguir que Jerez es más: ciudad y su zona rural, igual de importantes.
Por lo demás pienso como Satie, esto no es nada que sorprenda. Pasó, pasa y volverá a pasar. No se puede construir al lado de un río como el Guadalete. Los cauces de los ríos no pueden desviarse.
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