Queremos aquí traer otras fuentes locales y provinciales clásicas y añejas que también trataron sobre esta Batalla transcendental. Dentro de la historiografía local destaca sin lugar a dudas Fray Esteban Rallón que escribe la Historia de la Ciudad de Xerez de la Frontera a mediados del siglo XVII nos relata también estos acontecimientos:
“Los hijos, parientes y amigos de Witiza que se hallaban desposeídos del reino y de las dignidades, hicieron conspiración contra el rey y… se pasaron a Ceuta, donde fueron bien recibidos… Dicen, pues, que Muza envió a España mil hombres con algunos caballos… robó los campos y se volvió al África victorioso… el año siguiente… el mismo Tarif, que con treinta mil árabes y otros cien mil hombres y trescientos caballos, volvió a pasar a España. El rey don Rodrigo echó el resto de su potencia y convocó todo el reino, haciendo plaza de armas a nuestra ciudad, cuando Tarif en Gibraltar iba recibiendo la gente que cada día le pasaba del África, y como estaban tan cerca unos de otros que no estaban distantes más de doce leguas que hay de Xerez a Gibraltar, salían de una parte y otra y tuvieron diversas escaramuzas que no pongo, por estar mezcladas con sucesos prodigiosos, como de libros de caballerías… Lo cierto es que el rey don Rodrigo bajó en persona a el Andalucía y que con la masa del ejército que había juntado de todo el reino, se atrevió a aguardar a el enemigo, junto a nuestro río Guadalete, donde se dio la más sangrienta batalla que vieron aquellos siglos y donde quedo vencido y postrada la grandeza de el reino de los godos y él salió huyendo de ella”.
El resto es bien conocido, el reino visigodo se derrumbó, casi sin resistencia. Sin embargo la Historia guarda algunos enigmas. Algunas crónicas dan al rey visigodo por muerto en la batalla, pero no así otras, que relatan su huida por el Faro de Cepión (Chipiona). De hecho el texto de una lápida encontrada en la ciudad portuguesa de Viseu, reza: “Aquí reposa Rodrigo, último rey de los godos”.
Los invasores tomaron la capital del reino, Toledo, donde encontraron inmensas riquezas, como describe Amid el Makin: “…En el año 93 conquistó Tarik la España y Toledo, y llevó a Walid Ben Abd-el Melik la Mesa de Soliman Ben David, que era compuesta de oro y plata, y sobre ella tres orlas de margaritas…”. La famosa Mesa de Salomón, que aparece en varias crónicas como preciado trofeo de guerra (Relación de la Conquista de España por Ebn Abdo-L-Haquem). Suponiendo que fuera la auténtica, la hallaron junto con el tesoro real. Pero en realidad lo que hallaron fue sólo una parte.
Lo cierto, es que entre el año 1858 y 1861 tuvo lugar el descubrimiento de un tesoro gótico, entre ellas 8 coronas reales en Guadamur (Toledo). El lugar es conocido como fuente de Guarrazar.
La siguiente inscripción epigráfica se encontraba en la lápida, junto a la cual fue encontrado el Tesoro de Guarrazar. Pertenece a un presbítero del monasterio de Santa María de Sorbaces. Aunque la inscripción finaliza con la fecha año 731, corresponde al año 693. El tesoro fue depositado allí, entre dieciocho y diecinueve años (711-12) después de haber sido colocada la lápida, que reza: +QUISQUIS HUNC TABULE- I (USTRA) RIS TITULUM HUIS-(CERN) E LOCUM RESPICE SITUM-(PERSPIAE VIC) INUM MALUI ABERE-(LOCUM SA) C ( R ) RUM- (SACER IPSE M IN IS) TER ANNIS SEXSA- (GINTA P) EREGI TEMPORA-(VITES)- (FUN) ERE PERFUNCTUM S (AN) C (T) IS- (CO) MMENDO TUENDUM- (UT CUM) FLAMULA VORAX VE-(N) IET COMBURERE TERRAS- CET(I) BUS S(AN)C (T)ORUM MERITO- SOCIATUS RESURGAM-HIC VITE CURSO ANNO FINITO- CRISPINUS PR( E ) SB(I) T (ER) PECCATOR- IN XP(IST) I PACE QUIESCO ERA DCC- XXXI. (Texto recogido en la obra de Isabel Velázquez, Carmina Epigraphica, el Códice de Azagra).
¿Por qué los visigodos en su huida escondieron solamente 8 de las 33 coronas de sus reyes? Una probable explicación es que, aparte de Hispania, los visigodos fueron reyes a la vez del reino de Tolosa (Francia), donde llegaron a reinar 8 soberanos. Al dejar las coronas correspondientes a los reyes hispano-visigodos (25), los invasores pensaron que habían hallado todo el tesoro.
Los restos del ejército y la nobleza visigoda, antes de retirarse a las montañas del Norte, o a la Septimania gala, sólo tuvieron tiempo de ocultar al avance de los invasores, los elementos más valiosos del Tesoro (y, al mismo tiempo dejar lo suficiente para que los árabes no sospecharan nada). Entre estos elementos, estaban las coronas más valiosas (las encontradas en Guarrazar), y muy probablemente, el Tesoro del Templo de Salomón (saqueado por el emperador Tito), que continúa sin ser encontrado.
Tal vez, uno de los enigmas que ha provocado más polémica, es el emplazamiento de la batalla. Parece evidente para el historiador Claudio Sánchez Albornoz que la batalla de Guadalete ocurrió en un lugar llamadoWadi-Lakka: “…es anticientífico rechazar su testimonio sin alegar una sólida razón…”, afirma.
Ahora bien, ¿es el Wadi-Lakka, el Guadalete? Emil Hübner, epigrafista y arqueólogo, autor del ‘Corpus Inscriptionum Latinarum’, escribió en 1900 una carta a la Real Academia de la Historia en la cual ponía en duda que se tratara de un mismo río: “…Lacca…conservado en el del río Guadi Lacca o Guadalaque de los Arabes, el célebre Guadalete. Propongo esta confrontación con toda reserva, no pudiendo juzgar ni sobre la autenticidad de la forma árabe, ni sobre la posibilidad de su transformación en el nombre actual…”.
En 1539, Antonio de Guevara escribió sus ‘Epístolas Familiares. Concretamente, en la Letra para don Alonso de Fonseca, obispo de Burgos, presidente de las Indias, en la qual se declara por qué los reyes de Hespaña se llamanReyes Cathólicos’, aparece escrito “…junto al río Bedalac, acerca de Xerez de la Frontera… se dio la ultima y infelice batalla entre los godos que estaban en España y los árabes…en al cual el triste rey don Rodrigo fue muerto…”. Tenemos por primera vez escrito el nombre de un río distinto al Guadalete, y cuya toponimia podía coincidir con la original de la batalla.
Pero tal vez la clave está en un mapa encontrado dentro de un libro del historiador jerezano Bartolomé Gutiérrez, que escribió en 1755 ‘Reflexion sobre la opinión admitida por el M. R. P. Mro. Fr. Enrique Florez que niega la identidad de Asta con Xerez de la Frontera’: Río Badalac, como se recoge en la Declaración del Mapa, que se incluye en el opúsculo del mismo autor y fecha, que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Jerez. En 1787, Zarzana en su Mapa de los Términos de Xerez de la Frontera, lo denomina Badalejo. También aparece reflejado con el nombre Valadejo o Vadalejo en los mapas del siglo XVIII del Reino de Sevilla, de Llovet. En la actualidad lo que queda del cauce se llama Salado de Caulina. Podemos establecer una evolución toponímica desde Wadilacca a Badalac y Badalejo.
El Río del Lago o el río de la ciudad de Lacca (muy probablemente, la misma inscripción que aparece en las ánforas del monte Testaccio (Roma), hoy Los Llanos de Caulina, es una extensa llanura situada al oeste del actual Jerez. Se trataba de un antiguo estero que comunicaba un pequeño golfo marino, que en época paleohistórica se extendía por la zona de ‘Los Llanos de Caulina’, con la desembocadura del río Guadalete en el Portal. Con el transcurso del tiempo el golfo quedó cerrado, transformándose en un lago interior. Luego en una zona pantanosa, y finalmente en un pequeño arroyo. Una posible explicación es que los árabes asociaran el nombre del teatro principal de la batalla (Wadilacca) al nombre del río principal de la zona (Guadalete), por razones de proximidad geográfica, ya que el Salado de Caulina es un afluente del Guadalete.
Pero al curioso y ‘evanescente’ Badalac le dedicaremos una página más.
“Los hijos, parientes y amigos de Witiza que se hallaban desposeídos del reino y de las dignidades, hicieron conspiración contra el rey y… se pasaron a Ceuta, donde fueron bien recibidos… Dicen, pues, que Muza envió a España mil hombres con algunos caballos… robó los campos y se volvió al África victorioso… el año siguiente… el mismo Tarif, que con treinta mil árabes y otros cien mil hombres y trescientos caballos, volvió a pasar a España. El rey don Rodrigo echó el resto de su potencia y convocó todo el reino, haciendo plaza de armas a nuestra ciudad, cuando Tarif en Gibraltar iba recibiendo la gente que cada día le pasaba del África, y como estaban tan cerca unos de otros que no estaban distantes más de doce leguas que hay de Xerez a Gibraltar, salían de una parte y otra y tuvieron diversas escaramuzas que no pongo, por estar mezcladas con sucesos prodigiosos, como de libros de caballerías… Lo cierto es que el rey don Rodrigo bajó en persona a el Andalucía y que con la masa del ejército que había juntado de todo el reino, se atrevió a aguardar a el enemigo, junto a nuestro río Guadalete, donde se dio la más sangrienta batalla que vieron aquellos siglos y donde quedo vencido y postrada la grandeza de el reino de los godos y él salió huyendo de ella”.
El resto es bien conocido, el reino visigodo se derrumbó, casi sin resistencia. Sin embargo la Historia guarda algunos enigmas. Algunas crónicas dan al rey visigodo por muerto en la batalla, pero no así otras, que relatan su huida por el Faro de Cepión (Chipiona). De hecho el texto de una lápida encontrada en la ciudad portuguesa de Viseu, reza: “Aquí reposa Rodrigo, último rey de los godos”.
Los invasores tomaron la capital del reino, Toledo, donde encontraron inmensas riquezas, como describe Amid el Makin: “…En el año 93 conquistó Tarik la España y Toledo, y llevó a Walid Ben Abd-el Melik la Mesa de Soliman Ben David, que era compuesta de oro y plata, y sobre ella tres orlas de margaritas…”. La famosa Mesa de Salomón, que aparece en varias crónicas como preciado trofeo de guerra (Relación de la Conquista de España por Ebn Abdo-L-Haquem). Suponiendo que fuera la auténtica, la hallaron junto con el tesoro real. Pero en realidad lo que hallaron fue sólo una parte.
Lo cierto, es que entre el año 1858 y 1861 tuvo lugar el descubrimiento de un tesoro gótico, entre ellas 8 coronas reales en Guadamur (Toledo). El lugar es conocido como fuente de Guarrazar.
La siguiente inscripción epigráfica se encontraba en la lápida, junto a la cual fue encontrado el Tesoro de Guarrazar. Pertenece a un presbítero del monasterio de Santa María de Sorbaces. Aunque la inscripción finaliza con la fecha año 731, corresponde al año 693. El tesoro fue depositado allí, entre dieciocho y diecinueve años (711-12) después de haber sido colocada la lápida, que reza: +QUISQUIS HUNC TABULE- I (USTRA) RIS TITULUM HUIS-(CERN) E LOCUM RESPICE SITUM-(PERSPIAE VIC) INUM MALUI ABERE-(LOCUM SA) C ( R ) RUM- (SACER IPSE M IN IS) TER ANNIS SEXSA- (GINTA P) EREGI TEMPORA-(VITES)- (FUN) ERE PERFUNCTUM S (AN) C (T) IS- (CO) MMENDO TUENDUM- (UT CUM) FLAMULA VORAX VE-(N) IET COMBURERE TERRAS- CET(I) BUS S(AN)C (T)ORUM MERITO- SOCIATUS RESURGAM-HIC VITE CURSO ANNO FINITO- CRISPINUS PR( E ) SB(I) T (ER) PECCATOR- IN XP(IST) I PACE QUIESCO ERA DCC- XXXI. (Texto recogido en la obra de Isabel Velázquez, Carmina Epigraphica, el Códice de Azagra).
¿Por qué los visigodos en su huida escondieron solamente 8 de las 33 coronas de sus reyes? Una probable explicación es que, aparte de Hispania, los visigodos fueron reyes a la vez del reino de Tolosa (Francia), donde llegaron a reinar 8 soberanos. Al dejar las coronas correspondientes a los reyes hispano-visigodos (25), los invasores pensaron que habían hallado todo el tesoro.
Los restos del ejército y la nobleza visigoda, antes de retirarse a las montañas del Norte, o a la Septimania gala, sólo tuvieron tiempo de ocultar al avance de los invasores, los elementos más valiosos del Tesoro (y, al mismo tiempo dejar lo suficiente para que los árabes no sospecharan nada). Entre estos elementos, estaban las coronas más valiosas (las encontradas en Guarrazar), y muy probablemente, el Tesoro del Templo de Salomón (saqueado por el emperador Tito), que continúa sin ser encontrado.
Tal vez, uno de los enigmas que ha provocado más polémica, es el emplazamiento de la batalla. Parece evidente para el historiador Claudio Sánchez Albornoz que la batalla de Guadalete ocurrió en un lugar llamadoWadi-Lakka: “…es anticientífico rechazar su testimonio sin alegar una sólida razón…”, afirma.
Ahora bien, ¿es el Wadi-Lakka, el Guadalete? Emil Hübner, epigrafista y arqueólogo, autor del ‘Corpus Inscriptionum Latinarum’, escribió en 1900 una carta a la Real Academia de la Historia en la cual ponía en duda que se tratara de un mismo río: “…Lacca…conservado en el del río Guadi Lacca o Guadalaque de los Arabes, el célebre Guadalete. Propongo esta confrontación con toda reserva, no pudiendo juzgar ni sobre la autenticidad de la forma árabe, ni sobre la posibilidad de su transformación en el nombre actual…”.
En 1539, Antonio de Guevara escribió sus ‘Epístolas Familiares. Concretamente, en la Letra para don Alonso de Fonseca, obispo de Burgos, presidente de las Indias, en la qual se declara por qué los reyes de Hespaña se llamanReyes Cathólicos’, aparece escrito “…junto al río Bedalac, acerca de Xerez de la Frontera… se dio la ultima y infelice batalla entre los godos que estaban en España y los árabes…en al cual el triste rey don Rodrigo fue muerto…”. Tenemos por primera vez escrito el nombre de un río distinto al Guadalete, y cuya toponimia podía coincidir con la original de la batalla.
Pero tal vez la clave está en un mapa encontrado dentro de un libro del historiador jerezano Bartolomé Gutiérrez, que escribió en 1755 ‘Reflexion sobre la opinión admitida por el M. R. P. Mro. Fr. Enrique Florez que niega la identidad de Asta con Xerez de la Frontera’: Río Badalac, como se recoge en la Declaración del Mapa, que se incluye en el opúsculo del mismo autor y fecha, que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Jerez. En 1787, Zarzana en su Mapa de los Términos de Xerez de la Frontera, lo denomina Badalejo. También aparece reflejado con el nombre Valadejo o Vadalejo en los mapas del siglo XVIII del Reino de Sevilla, de Llovet. En la actualidad lo que queda del cauce se llama Salado de Caulina. Podemos establecer una evolución toponímica desde Wadilacca a Badalac y Badalejo.
El Río del Lago o el río de la ciudad de Lacca (muy probablemente, la misma inscripción que aparece en las ánforas del monte Testaccio (Roma), hoy Los Llanos de Caulina, es una extensa llanura situada al oeste del actual Jerez. Se trataba de un antiguo estero que comunicaba un pequeño golfo marino, que en época paleohistórica se extendía por la zona de ‘Los Llanos de Caulina’, con la desembocadura del río Guadalete en el Portal. Con el transcurso del tiempo el golfo quedó cerrado, transformándose en un lago interior. Luego en una zona pantanosa, y finalmente en un pequeño arroyo. Una posible explicación es que los árabes asociaran el nombre del teatro principal de la batalla (Wadilacca) al nombre del río principal de la zona (Guadalete), por razones de proximidad geográfica, ya que el Salado de Caulina es un afluente del Guadalete.
Pero al curioso y ‘evanescente’ Badalac le dedicaremos una página más.
Alberto Manuel Cuadrado Román. CEHJ.
(Publicado en D. de Jerez, 22/03/2011)
Otros artículos sobre La Batalla de Guadalete publicados en "entornoajerez"
No hay comentarios:
Publicar un comentario