En diferentes ocasiones nos hemos ocupado en estas páginas de entornoajerez del rico patrimonio rural disperso en las campiñas del término. Hoy, de la mano de un oportuno centenario, queremos ocuparnos del singular crucero de La Cartuja de Alcántara.
Los viajeros que transitan entre Jerez y Arcos habrán reparado alguna vez en un llamativo montículo, cubierto de vegetación, que en las proximidades de la carretera destaca entre los sembrados y que en suave pendiente se extienden entre los cortijos de Cartuja de Alcántara y La Peñuela. A buen seguro que el observador curioso habrá adivinado, ente las copas de la frondosa arboleda que crece sobre las laderas del cerro, la silueta de una cruz que despunta ligeramente sobre la espesura vegetal que parece protegerla.
Se trata de un crucero mandado levantar por D. Salvador Díez, antiguo propietario de la finca de Cartuja de Alcántara e inaugurado hace cien años, tal día como hoy de 1911.
Salvador Díez y Pérez de Muñoz (1857-1939), bodeguero y empresario jerezano, fue nieto de un conocido industrial, pionero del ferrocarril en España, José Díez Imbrechst y miembro de una familia muy arraigada en la ciudad. De profundas convicciones religiosas, participó en la tercera guerra carlista, viéndose obligado a exiliarse en Francia junto a su hermano Manuel. Ya de vuelta en España, participará en la empresa bodeguera familiar de Díez Hermanos dedicándose también a la explotación agrícola de sus fincas entre las que destacaban los Cortijos de Alcántara y Cartuja de Alcántara y la Viña del mismo nombre.
Salvador Díez fue también hombre preocupado por el patrimonio cultural de la ciudad llegando a adquirir los Claustros de Santo Domingo (1908) y el Alcázar (1926), en los que realizó algunas intervenciones de consolidación en una época en los que la ruina y el abandono amenazaban seriamente estos destacados elementos de nuestro acervo monumental. En otra ocasión hemos referido en “entornoajerez” su colaboración con el arqueólogo municipal D. Manuel Esteve Guerrero, para poner a salvo el ajuar funerario de un enterramiento neolítico encontrado en su finca de Alcántara, en 1934, expuesto en las vitrinas del Museo Arqueológico.
Salvador Díez estaba casado con María Antonia Gutiérrez O´Neale con la que tuvo diez hijos y con la que compartía su fervor religioso. Como ejemplo de la devoción que sentía por el Corazón de Jesús, erigió una imagen que presidía la entrada de su bodega, frente a la Estación de Ferrocarril (1910-11), cuyo boceto o maqueta tenía expuesto en su finca de Alcántara.
En esta finca, solía pasar muchos fines de semana, así como en la de la Cartuja de Alcántara, antigua posesión del monasterio de La Cartuja, colindante con la de La Peñuela, en la que Salvador Díez instaló una almazara hidráulica (desmontada en la actualidad, y de la que se conserva sólo la nave que la albergó), ya que esta explotación contaba a principios del siglo XX con un extenso olivar.
En uno de los rincones de la finca, apartado de las casas, los almacenes y la gañanía, donde afloraban unos cortados rocosos que impedían su puesta en cultivo, Salvador Díez encontró el lugar ideal para instalar un crucero y crear un espacio dedicado al retiro y la oración. A la vegetación natural propia del terreno (acebuches, lentiscos, palmitos) se sumó la repoblación con pinos y otros árboles de este pequeño montículo que hoy se ha transformado en un pequeño “bosque isla”, donde no faltan las especies de la flora silvestre típicas del monte mediterráneo y cuyos frondosos árboles frecuentan las pequeñas rapaces de la campiña en busca de sus presas.
Se llega al lugar, pidiendo el oportuno permiso, desde el cortijo de la Cartuja de Alcántara a través de un agradable paseo escoltado por almendros. Una vez allí nos sorprende la quietud de este rincón que, en la espesura de su arboleda, guarda un sencillo y hermoso crucero levantado sobre un pedestal al que se accede a través de unas escaleras. Unos bancos, bajo los árboles, son el lugar donde, a buen seguro, se sentaban los visitantes que acudían hasta este lugar de oración.
En una de los lados del pedestal una placa nos recuerda que:
CON GRAN ASISTENCIA DE CLERO Y FIELES
SE HIZO LA SOLEMNE BENDICION DE ESTA CRUZ
POR EL EXCMO. Y RVMO. SR.
DR. D. ENRIQUE ALMARAZ Y SANTOS
ARZOBISPO DE SEVILLA
EL DIA 24 DE OCTUBRE DE 1911
CONCEDIENDO 100 DIAS DE INDULGENCIA
POR CADA PADRE NUESTRO O CREDO
QUE SE RECE DELANTE DE ELLA
EN MEMORIA DE LA PASION Y MUERTE
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A.M.D.C.
SE HIZO LA SOLEMNE BENDICION DE ESTA CRUZ
POR EL EXCMO. Y RVMO. SR.
DR. D. ENRIQUE ALMARAZ Y SANTOS
ARZOBISPO DE SEVILLA
EL DIA 24 DE OCTUBRE DE 1911
CONCEDIENDO 100 DIAS DE INDULGENCIA
POR CADA PADRE NUESTRO O CREDO
QUE SE RECE DELANTE DE ELLA
EN MEMORIA DE LA PASION Y MUERTE
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A.M.D.C.
En el lado opuesto, puede leerse en otra lápida lo siguiente:
“OH CRUZ OBJETO DE NUESTRA FE,
ARBOL DIVINO, MANANTIAL DE GRACIAS
Y BENDICIONES, TU SUPERAS EN VIRTUDES
A TODOS LOS ARBOLES Y A TODOS LOS
FRUTOS DE LA TIERRA.
OH LEÑO ADORABLE, OH CLAVOS SAGRADOS
CUAN DULCE CARGA SOSTENEIS.
SALVADOR DIEZ Y MARIA GUTIERREZ DE DIEZ
DEDICAN ESTA OFRENDA A
CRISTO REDENTOR
COMO DEBIL TESTIMONIO
DE AMOR Y DE FE
A.M.D.C. AÑO DE MCMXI”
ARBOL DIVINO, MANANTIAL DE GRACIAS
Y BENDICIONES, TU SUPERAS EN VIRTUDES
A TODOS LOS ARBOLES Y A TODOS LOS
FRUTOS DE LA TIERRA.
OH LEÑO ADORABLE, OH CLAVOS SAGRADOS
CUAN DULCE CARGA SOSTENEIS.
SALVADOR DIEZ Y MARIA GUTIERREZ DE DIEZ
DEDICAN ESTA OFRENDA A
CRISTO REDENTOR
COMO DEBIL TESTIMONIO
DE AMOR Y DE FE
A.M.D.C. AÑO DE MCMXI”
Como puede comprobarse, se cumplen hoy, 24 de octubre, 100 años de su solemne inauguración por lo que este singular crucero es ya una obra centenaria.
Nos hemos asomado a la prensa de la época para comprobar que este hecho no pasó desapercibido. El diario jerezano El Guadalete, en su edición del 25 de octubre de 1911 daba cuenta de la noticia:
“Con objeto de bendecir una Cruz levantada por nuestro distinguido amigo el Sr. D. Salvador Díez en su Hacienda “Cartuja de Alcántara”, llegó anteayer del Puerto de Santa María, donde se encontraba, nuestro dignísimo y celoso Prelado, pernoctando en aquella finca, habiendo bendecido solemnemente en el día de ayer el precioso monumento.
Al acto asistieron el Ilmo. Sr. Obispo de Béjar, los Superiores de las órdenes religiosas residentes en Jerez, el Sr. Arcipreste y la familia y allegados de los Sres. Díez.
Recibieron el Sacramento de la confirmación aprovechando la estancia del dignísimo Prelado en la finca, 31 niños y niñas y personas mayores.
Los asistentes al acto fueron obsequiados espléndidamente y atendidos por los Sres. de Díez, sus hijos é hijo político señor D. J. P. Domecq.
El Sr. Arzobispo marchará á Sevilla en el expreso de esta tarde.”
Dejamos atrás este hermoso rincón de la Cartuja de Alcántara, un auténtico oasis de paz y de verdor en la campiña, y volvemos de nuevo a la carretera. Aunque entre la copa de los árboles apenas se vislumbra más que el extremo de la cruz, sabemos que entre la vegetación se conserva este singular crucero que ha cumplido ya cien años.
Nota: la fotografia de Salvador Díez, nos ha sido facilitada por José L. Jiménez
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Que montón de cosas curiosas tan cerca de Jerez que no se conocen.
ResponderEliminarBonita historia para acompañar una visita al crucero, que de seguro haremos en un próximo paseo.
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