Junto al Salado de Caulina, uno de los arroyos que se unen al Guadalete en la vega baja es el Buitrago que, aunque de corto recorrido juega un papel fundamental para el drenaje de un amplio sector de la llanura aluvial.
Este arroyo, que hoy presenta una apariencia modesta, con un cauce que en buena parte ha sido canalizado entre grandes parcelas de cultivos, es citado ya en los documentos del primer tercio del siglo XV que hacen referencias a los pleitos de lindes y amojonamientos y era bien conocido desde antiguo debido a la necesidad de su vadeo al ser paso obligado de todos los caminos que se dirigen a Medina. El Buitrago (o Buytrago, como también figura en la cartografía antigua) recoge las aguas de los cerros de Las Pachecas y del Inglés, así como las que corren por las laderas de Los Repastaderos, los Llanos de Las Pachecas, las Vegas de Zarandillas y de El Torno… tierras todas que constituyen el rincón más oriental de los Llanos de la Ina, en la margen izquierda del Guadalete, ya en las inmediaciones del Puente de Cartuja.
El Buitrago es cruzado por distintos puentes que dan paso a otras tantas obras de infraestructura. El primero de ellos es el que se levanto para la antigua carretera de Medina, una sólida obra con seis arcos que se veían rebasados por las avenidas de este pequeño curso fluvial en épocas de grandes lluvias. Junto a él encontramos también otro puente construido para la autovía de Los Barrios, bajo el que pasa la vía de servicio. Ambas obras se han mostrado claramente insuficientes en los últimos episodios de inundaciones para canalizar las grandes crecidas. Los propios taludes de la carretera, con tan sólo cuatro pequeños desagües, actúan en estos parajes como “efecto barrera”, dificultando la evacuación de los grandes caudales de avenida tal como reconocen diferentes informes oficiales y como los vecinos y distintos colectivos ciudadanos denuncian, exigiendo una mayor permeabilidad que facilite la evacuación en momentos críticos.
Tras dejar atrás estos puentes, el arroyo cruza los llanos de Las Pachecas y las tierras del Rancho de Zarandilla, donde en otros tiempos podía verse la Laguna de la Isleta. Estos parajes se han inundado en diferentes ocasiones a lo largo de las últimas décadas, en medio de grandes polémicas y protestas en las que siempre aparece el efecto barrera de las infraestructuras, las deficiencias en el sistema de drenaje de los Llanos y la saturación de lodos y sedimentos que reducen la sección del cauce del arroyo Buitrago, por donde deberían canalizarse al río las aguas corrientes que se laminan por todo este sector.
Tras rodear la barriada rural de Las Pachecas el Buitrago es cruzado por otro puente, el de la Autovía Sevila-Cádiz, dirigiéndose ya al encuentro con el Guadalete a la altura de las Casas del Torno, en las proximidades de la Estación de Bombeo del Bajo Guadalete. En este lugar cruza el arroyo por una curiosa alcantarilla, la carretera que une el Puente de Cartuja con Puerto Real, siguiendo el trazado de la antigua Cañada de la Isla y de Cádiz.
El paraje donde el Buitrago se une al Guadalete ha sido siempre un “punto negro” para la dinámica fluvial de ambos ríos, donde se formaba un autentico tapón de sedimentos sobre los que se habían asentado grandes pies de eucaliptos, estrechando el cauce y entorpeciendo seriamente la evacuación de las aguas del arroyo. En numerosas ocasiones hemos visto como la caseta de una pequeña estación de bombeo, hoy abandonada, se inundaba con la más mínima crecida y como las aguas cortaban también la carretera. El tramo del arroyo que cruza la finca El Torno se llenaba cada año de sedimentos, pese a las labores de limpieza que se realizaban con maquinaria agrícola para facilitar los drenajes.
El mismo Guadalete estrechaba también su sección en este punto donde su propia corriente impedía la
correcta evacuación de las aguas procedentes del Buitrago con las implicaciones negativas que ello ocasionaba en el tramo del arroyo, aguas arriba, en los Llanos de Las Pachecas, donde se formaba una gran lámina de agua.
Buena parte de estos problemas van a verse atenuados con las obras de restauración ambiental que se han realizado en este punto a lo largo de los meses de agosto y septiembre pasados y que todavía continúan,
con la eliminación de sedimentos y eucaliptos en la margen izquierda del Guadalete, aguas arriba, en dirección al puente de la autopista Sevilla-Cádiz.
El lector curioso podrá comprobarlo sobre el terreno, visitando el paraje. Basta para ello tomar el desvío que desde el viejo Puente de Cartuja nos lleva, hasta la confluencia del Buitrago y el Guadalete, tras pasar bajo el puente de la citada autopista. Si lo preferimos también podemos acceder al lugar desde El Portal desviándonos, en este caso, a la izquierda y cruzando en un corto recorrido los Llanos de las Quinientas.
El punto donde se unen los ríos aparece ahora despejado y nos permite asomarnos a las galerías del Guadalete, donde se han eliminado no pocos eucaliptos y donde a buen seguro se regenerará la alameda y los sotos de sauces y tarajes ahora que la luz encuentra menos obstáculos al disminuir la bóveda que formaban las altas copas de los eucaliptos. De la misma manera, la retirada de buena parte de los sedimentos que se acumulaban en la desembocadura del Buitrago, así como el ensanchamiento de su cauce, permitirán una mejora notable en la circulación de las aguas y en su evacuación en momentos de crecidas. Ya sólo queda que las riberas sean colonizadas de nuevo por especies autóctonas y que se mejoren los obstáculos que suponen algunas obras de infraestructura para que el efecto de futuras inundaciones se vea sensiblemente atenuado.
A quienes no puedan visitar el lugar, les dejamos algunas imágenes de la zona en la que pueden apreciar los cambios realizados.
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