Una de las obras más singulares de nuestro entorno rural, incluida en el catálogo de Patrimonio Hidráulico de Andalucía por haber marcado un hito en la ingeniería de su época, es el puente atirantado del acueducto de Tempul sobre el río Guadalete, en La Barca de la Florida. Obra de juventud del prestigioso ingeniero Eduardo Torroja encierra en su origen una curiosa historia.
Durante el otoño de 1916 las precipitaciones fueron intensas en la Sierra de Grazalema. Habían ”reventado los caños” del Tajo, lo que era un síntoma claro de que los acuíferos estaban ya a rebosar. El 21 de Noviembre, el joven meteorólogo de la villa, Sr. Dorado, había anotado en un primoroso cuaderno que casi 70 años después nos enseñaría su septuagenario hijo Luis

Todas las alarmas se desataron ya que, en apenas 36 horas, como el Sr. Dorado anotaría en su cuaderno, “la lluvia caída desde las 4 de la tarde del 5 de marzo, hasta las 4 de la madrugada del día 7 de marzo de 1917 fue de 289 litros por m2” (1). Las poblaciones ribereñas, fueron sufriendo la onda de la gran avenida que se dejó sentir en Puerto Serrano, y en Villamartín, donde el puente fue destruido por la riada. El diario ABC, en su edición del jueves 8 de marzo de 1917 (pg.9) recogía en titulares: "El Guadalete desbordado. Naufragios y desgracias" e informaba que, según un radiograma emitido en Cádiz a las 6 de la tarde del día anterior, “… En toda la provincia, han causado los huracanes enormes daños. El Guadalete se desbordó y su corriente es impetuosísima. Las aguas inundaron la campiña, arrasando las huertas y destruyendo las cosechas... El puente de Villamartín fué arrastrado por la corriente del

Para la ciudad de Jerez, lo peor aún estaba por llegar ya que ese mismo día 7 de marzo, en el vado de la Florida, con un caudal que luego se estimó en torno a los 2.000 m3 por segundo, el Guadalete arrastraría en su furiosa avenida el puente-sifón del acueducto de Tempul, dejando a la ciudad desabastecida de agua potable.

Construido medio siglo antes, el “puente-sifón del Guadalete”, como era conocido, formaba parte del trazado del Acueducto de Tempul, que había entrado en servicio en 1869. Proyectado, como el resto de la obra, por el ingeniero Ángel Mayo, este sifón, el de mayor longitud de todo el acueducto, y el de mayor coste, era también el más singular y complejo ya que cruzaba el río Guadalete a través de "un puente de hierro de tres tramos de 25 metros de luz el del centro, y de 20 cada uno de los laterales con arcos de sillería en ambas márgenes" (2). Con una longitud de 18.250 metros, el sifón arrancaba de los llanos del Sotillo, cruzando las dehesas de Malabrigo y Berlanguilla descendiendo suavemente hasta el río. En este tramo descendente, de más de 11 km., el acueducto tenía una carga de 89 m. A partir del puente, empezaba la rama ascendente con una longitud de 7.010 m. y un desnivel entre las dos bocas de 22. El punto más crítico del sifón, y casi podríamos decir que de todo el acueducto, era sin duda el paso del río a través de este puente de hierro.


Para cimentar en el lecho del río las pilas en las que se apoyaba el puente el ingeniero explica que "se han introducido por medio de buzos con escafandras que bajaban al interior de la pila, para excavar y hacer descender los tubos, hasta que se llegó a un conglomerado de gran dureza y resistente en la pila del lado de Jerez, y a la arcilla dura y compacta en la de Tempul, desde cuyo fondo se hizo el relleno de hormigón perfectamente hidráulico, formando así dos columnas o monolitos que constituyen los dos apoyos". El puente tenía una prolongación de 36,30 m. por la margen izquierda, con seis arcos de sillería para desagüe, más un terraplén de 120 m sobre el que descansaba la tubería. Un arco de sillería rebajado, de 6 m. de luz unía el puente al estribo del lado de Jerez.


El puente arrastrado por la riada de 1917.


En Jerez los efectos fueron de extrema gravedad al quedar interrumpido el suministro de agua potable que hubo de paliarse, mínimamente, con los viejos pozos de casas y bodegas. El alcalde Julio González Hontoria, al conocer el alcance de los destrozos causados por la riada, movilizó

La intervención del ingeniero Juan Gavala Laborde.
La solución vendría de la mano del joven ingeniero de minas portuense Juan Gavala Laborde que en aquellos días trabajaba para el Instituto Geológico y Minero de España en Villamartín, donde realizaba trabajos de sondeo explorando una zona en la que se habían hallado trazas de hidrocarburos, y trataba de evaluar un posible yacimiento de petróleo. Gavala aportó una solución técnica que permitiría reanudar el abastecimiento en un plazo de veinte días. Su proyecto consistía en aprovechar otro vado, aguas abajo del puente, para restaurar provisionalmente el acueducto con la ayuda de las resistentes tuberías de acero “Mannesmann” que el IGME tenía almacenadas en dicha localidad para los sondeos. Para la obra contaría también con la ayuda técnica del que fuera su



Tras el restablecimiento de la conducción, vinieron los reconocimientos y el Ayuntamiento nombró Hijo Adoptivo de la ciudad al ingeniero portuense Juan Gavala, rotulando con su nombre la antigua calle Naranjas, si bien lo perdió posteriormente en 1979. El resto de colaboradores fueron también homenajeados por su contribución en la resolución de tan grave problema y así, el letrado Pedro Luis Lassaletta, representante municipal en la Sociedad de Aguas, fue también reconocido como Hijo Adoptivo.
La solución definitiva vendría años después, en 1925, con la construcción de un nuevo puente-sifón que la Sociedad de Aguas de Jerez encargaría a un joven ingeniero: Eduardo Torroja. De él y de su innovadora obra, que se cuenta ya como una de las pioneras la ingeniería española del hormigón pretensado, nos ocuparemos en la próxima entrada.
Para saber más:
(1) Bel Ortega C. y García Lázaro A.: Itinerarios Didácticos de la sierra de Grazalema. Instituto de Ciencias de la Educación. Universidad de Cádiz. 1983
(2) Memoria relativa a las obras del Acueducto de Tempul para el abastecimiento de aguas a Jerez de la Frontera, por D. Ángel Mayo. Anales de Obras Públicas, nº 3, 1877. Pg. 59.
(3) Memoria… Pg. 97-98
(4) Rodrigo de Molina: Jerez, cincuenta y tres días sin agua. Diario de Jerez, 4 de Junio de 1989.
(5) Las imágenes del puente-sifón arrastrado por la corriente, tomadas por Hernández Rubio, arquitecto municipal de Jerez en 1917 han sido tomadas de Gavala y Laborde, Juan: Descripción geográfica y geológica de la Serranía de Grazalema. (del Boletín del Instituto Geológico de España, tomo XIX, 2ª serie). Madrid, 1918. Pgs.
(6) Rodrigo de Molina: Jerez, cincuenta y tres días sin agua (y II). Diario de Jerez, 11 de Junio de 1989.
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