Los cortijos, casas de viña y antiguas haciendas de olivar repartidos por el entorno de la campiña representan un rico patrimonio. Junto a sólidas construcciones proyectadas por reconocidos arquitectos o experimentados maestros de obras, encontramos también magníficas muestras de la arquitectura popular, algunas de las cuales cuentan con varios siglos de vida. Muchas de estas edificaciones rurales conservan en su exterior elementos singulares como forjados, rejas, veletas, puertas, garitas de vigilancia, palomares, pozos y abrevaderos… que poseen también un relevante interés patrimonial y etnográfico. En nuestro “recorrido” de hoy, queremos reclamar la atención del lector sobre uno de estos elementos que pasa muchas veces inadvertido. Nos referimos a los azulejos devocionales que pueden verse en las entradas, fachadas o patios de muchos de nuestros cortijos y casas de viña.
También conocidos como cuadros, paneles o retablos cerámicos, constituyen un testimonio de la devoción de sus antiguos moradores, representándose en ellos escenas muy variadas en las que no faltan imágenes de Cristo y la Virgen María o de distintos Santos a cuya protección se encomendaban los propietarios. La tradición de instalar murales de azulejos y placas devocionales en las fachadas y entradas de templos y edificios cobra impulso en el siglo XVIII y en nuestro entorno se dejarán notar las influencias de la azulejería sevillana y trianera que persistirá durante el siglo XIX y, especialmente, en el primer tercio del siglo XX.
En los azulejos devocionales más antiguos predominan las pinturas monocromas, generalmente de azul sobre blanco, en las que suele aparecer una sola figura. A finales del XIX los azulejos combinan ya una amplia gama de colores e incorporan nuevas imágenes y escenas. Pero será gracias al impulso de la exposición Iberoamericana de 1929, cuando la azulejería vivirá una época de esplendor gracias a talleres como los trianeros de Cerámica Santa Ana o el también sevillano de Mensaque y Rodríguez, por citar sólo
algunos de los más conocidos a los que se deben no pocos paneles devocionales de los cortijos y casas de viña de nuestro entorno.
Las imágenes de la Virgen en los azulejos de la campiña.
Puesto que son muy abundantes los lugares en los que el lector y el paseante curioso podrán encontrar estos cuadros cerámicos, mencionaremos aquí, a modo de ilustración, algunas de estas muestras y de las imágenes más repetidas. Así, son muy frecuentes los azulejos dedicados a la Virgen María en sus diferentes advocaciones y entre ellas no podía faltar la de Virgen de la Merced, que es el motivo principal de un bonito panel cerámico de veinticinco piezas que luce en el cortijo de Martelilla. De Cerámica Santa Ana es, así mismo, otra imagen de la Virgen de Regla puede verse en el cortijo de Bolaños, en un retablo de treinta y cinco piezas, enmarcado por una orla que se adorna con una repisa cerámica y está cubierto por un pequeño tejaroz. Más modesto, pero de gran sabor popular, son los paneles de tres piezas que representan también
Por sus dimensiones y por su hermosa composición destacamos la imagen de Nuestra Señora del Milagro, un magnífico panel de 150 azulejos que preside la entrada del cortijo de Alventu (Trebujena), obra de los talleres sevillanos de La Bética. En el Cortijo Doñana (Arcos) llama la atención un colorido azulejo de tres piezas, de la conocida Cerámica Santa Ana de Triana, en el que aparece la imagen de la Virgen del Carmen, sentada con el Niño. Ambas figuras muestran curiosos escapularios. La imagen de la Virgen del Carmen Coronada esta también representada en un sencillo azulejo de una pieza en el antiguo cortijo de Las Pachecas.
La Virgen del Rocío es el motivo de un delicado azulejo junto a la entrada del cortijo El Rizo (Jerez). El cortijo de La Cañada (Sanlúcar) tiene también un magnífico panel cerámico de motivos marianos enmarcado en una curiosa hornacina. En el cortijo de Los Cejos (Jerez), frente a la Ermita de la Ina, destaca sobre su puerta una sencilla composición en tres piezas de azulejos sevillanos con la imagen de la Virgen y la leyenda “Ave María” muy repetida también en otros lugares. En Macharnudo, veremos una sencilla y antigua imagen de la Virgen de la Amargura, en tres piezas.
De gran belleza resulta la composición dedicada a la Inmaculada, de treinta y cinco azulejos, que puede verse en los muros del edificio de las antiguas Escuelas en La Barca de la Florida (1937), obra de la afamada casa azulejera sevillana de Mensaque y Rodríguez. Por no hacer muy extensa esta relación, mencionaremos por último la imagen de la Virgen de las Montañas que encontramos junto a la entrada de su santuario en Villamartín, también obra de maestros azulejeros de Sevilla.
Las imágenes de Cristo.
Entre las imágenes más repetidas que encontramos en los azulejos devocionales de la campiña destaca, junto a la Virgen, la del Sagrado Corazón de Jesús. De treinta y cinco piezas es el azulejo del Sagrado Corazón que, cubierto por un sencillo tejadillo, preside la entrada del cortijo de Casablanca, en las marismas próximas a El Cuervo, obra de Cerámica Montalván, tradicional empresa trianera nacida a mediados del siglo XIX. En él puede leerse la clásica leyenda “Bendeciré las casas en que la imagen de mi corazón sea expuesta y honrada”. Este mismo mensaje figura también en la imagen del Sagrado Corazón, de una sola pieza cerámica, que se conserva en el cortijo arcense de El Peral, o en la curiosa placa de porcelana existente junto a la entrada de la casa de los Baños de Gigonza.
Otros paneles cerámicos con la misma imagen las encontramos en la finca La Zarza (Puerto Real), sobre la portada que da entrada al patio principal, o en el jerezano Cortijo de La Matanza, más antiguo que el anterior, obra de Cerámica Santa Ana en tres piezas, que se sitúa sobre la entrada de una de las viviendas que conforman el patio de acceso, en una composición de gran sabor popular. Más llamativo resulta el Sagrado Corazón de Macharnudo. Se trata de una armoniosa obra de veinticinco piezas enmarcadas por una orla e incrustadas en el muro, imitando una ventana. En el cortijo de La Mariscala, junto a Mesas de Asta, destacando sobre su entrada principal, puede verse un tríptico cerámico cuya parte central ocupa una imagen del Sagrado Corazón en panel de 12 azulejos obra del ya mencionado taller sevillano Mensaque y Rodríguez. Esta misma imagen es el motivo de otro panel cerámico, también de doce piezas, obra de Cerámica Santa Ana, que se conserva en la casa de la Parada del Valle (San José del Valle).
En la fachada de la que fuese la antigua capilla del cortijo de El Olivillo (Jerez), en la carretera del Calvario, se conserva un llamativo panel cerámico de gran colorido, formado por cuarenta
piezas orladas por una moldura en forma de arco de medio punto, que representa la imagen de Jesús rodeado de niños con la leyenda “Dejad que los niños vengan a mi”. En este mismo cortijo atrae nuestra atención, sobre la puerta principal que da acceso al patio, una imagen en relieve del Sagrado Corazón de Jesús, bajo la que está escrito “Reinaré”.
Paneles cerámicos con imágenes de santos.
Aunque menos abundantes que los dedicados a la Virgen María y al Corazón de Jesús, también están presentes en muchos rincones de la campiña los paneles cerámicos que representan imágenes de santos.
Por su singular composición mencionamos aquí el azulejo que se conserva sobre la entrada del caserío del cortijo de San José de Prunes, en la carretera del Calvario, que representa a San José con el Niño en brazos bajo cuya imagen puede leerse la leyenda “Tu eris super domun meam”. También dedicado a San José, con el Niño de la mano, es el sencillo azulejo de seis piezas que se conserva en los muros de Macharnudo.
Por su vinculación con el campo, no es de extrañar que San Isidro Labrador sea una de las imágenes más repetidas de los azulejos devocionales de los cortijos de la campiña. En actitud orante, mientras los ángeles aran la tierra con sus bueyes, lo vemos en un bonito y colorista azulejo de doce piezas en la fachada del cortijo de Las Mesas de Santiago. Otra imagen del santo, con similar repertorio iconográfico, pero de factura más antigua, luce en el cortijo de La Matanza, en un panel de veinte azulejos obra de Cerámica Montalván, de Sevilla. En el conjunto de azulejos de la fachada de La Mariscala, encontramos otra escena dedicada a San Isidro Labrador, donde el Santo aparece orando en primer plano, tras el cual un ángel se encarga de labrar el campo.
Uno de nuestros retablos cerámicos preferidos es el conservado en el cortijo de Alijar (Jerez), junto a la carretera de Sanlúcar. Se trata de uno de los más antiguos azulejos devocionales de nuestra campiña y en él se representa a San Rafael Arcángel, en esmalte azul sobre blanco, sosteniendo un pez en la mano. Los cortijos jerezanos de El Sotillo Viejo, Cerro Nuevo, el sanluqueño de Cabeza de Alcaide, Crespellina, en Trebujena… cuentan también con azulejos devocionales de interés.
Dejamos para otra ocasión un recorrido por las casas de viña y los cortijos que conservan paneles cerámicos que no hacen alusión a motivos religiosos. Nos referimos a esos azulejos que nos muestran imágenes de la vida cotidiana, de los trabajos en las viñas o en los lagares, o esos otros donde se representan faenas agrícolas y ganaderas, escenas de caza, paisajes rurales… Una rica y variada temática que está presente también en los paneles de azulejos de muchos de los cortijos y viñas como Frías, Bolaños, La Esperanza, El Carmen…
Pequeñas y sencillas “joyas” de nuestro rico patrimonio rural que es preciso conservar.
Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.
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Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, 9/11/2013
Magnífico. Si no he entendido mal, todas las imágenes corresponden a azulejos que hay en cortijos o en el campo ¿no? ¿Todos se pueden ver fácilmente?
ResponderEliminarUn saludo: F.A.L. Sevilla
Muy muy interesante esta recopilación de Azulejos de.Jerez y Pedanías . Gracias por compartir .
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