En los recorridos que realizamos por la campiña siempre reclaman poderosamente nuestra atención los árboles aislados que, como hitos en el paisaje, obligan a dedicarles una mirada o, como en el caso que nos ocupa, a detener nuestro camino para admirarlos. No siempre tenemos la suerte de que estos hermosos ejemplares estén en lugares accesibles o en rincones en los que puedan al menos contemplarse desde una corta distancia, como sucede con el alcornoque de Rojitán que, por méritos propios forma parte del selecto grupo árboles singulares que gozan ya de alguna figura de protección o de reconocimiento.
El viajero que desde Jerez se dirige hacia el Puerto de Gáliz por la carretera de Cortes, fijará a buen seguro la vista, en un soberbio ejemplar de alcornoque que, por su armoniosa silueta, llama la atención en las proximidades del punto kilométrico 58.
Falta poco para llegar a la entrada del Cortijo de La Jarda, uno de los principales accesos a los Montes de Propios de Jerez, cuando a la izquierda de la carretera destaca aislado, en medio de un pastizal este árbol excepcional.
El alcornoque se localiza en el paraje conocido como Llanos de La Jarda, en terrenos pertenecientes a la finca de Rojitán, que forma parte de los Montes de Propios de Jerez que están enclavados en el Parque Natural de Los Alcornocales.
Los Llanos de La Jarda son un conjunto de praderías donde se aclaró el bosque que se extiende por todos estos valles, para favorecer sí el desarrollo de pastos con los que alimentar al ganado. Están cruzados por el Arroyo de Las Palas que nos habrá acompañado junto a la carretera en el último tramo de nuestro recorrido, en cuyas orillas sobresalen las copas de los fresnos y de los quejigos que forman parte de la vegetación arbórea que acompañan a estos pequeños cursos fluviales. Según testimonios orales, en la zona de cabecera de este arroyo, en el “corazón” de los Montes de Jerez, se dio caza al “último lobo” de la provincia en la década de los veinte del siglo pasado.
Rojitán un curioso topónimo.
Antes de que nos detengamos para admirar el monumental alcornoque de Rojitán queremos ocuparnos del llamativo y sonoro topónimo que designa a estos parajes, que ha sufrido no pocas variaciones a lo largo de los siglos. Una de las referencias más antiguas, del siglo XVI, la aporta el profesor E. Martín Gutiérrez y está recogida en un interesante documento fechado en 1577 sobre Señalamiento de las dehesas de Montes de Propios. Al referirse a las lindes de la Dehesa de Lajarón ubicada en la zona de los Montes de Jerez, se cita como uno de los límites el “Buhedo de Rusitan” (1). Otra pista nos la aporta un curioso pergamino conservado en el Archivo Municipal de Jerez en el que se representan los fragmentos de un mapa del sector oriental del término municipal de Jerez. De autor desconocido, fue realizado en el siglo XVIII y en él aparece el topónimo de “Roxitan”, con una tachadura y una posterior corrección para reubicarlo en otro lugar próximo, anotándose ya la forma de “Rojitan” (2). Esta misma denominación (con “j”) aparece ya en la segunda mitad de ese siglo tal como comprobamos en los estudios del profesor Jiménez Blanco (3). De la misma manera lo encontramos citado en el Diccionario Geográfico de Madoz (1848) y en el primer mapa provincial confeccionado por Francisco Coello en 1868.
A mediados del XIX encontramos también la forma “Rogitán” en el Nomenclator oficial del gobierno de España de 1850. Con esta misma denominación (que sustituye la “j” por la “g”) figura en el Plano del Término Municipal de Jerez de Antonio Lechuga y Florido (1898) y en el Plano Parcelario de Adolfo López Cepero de 1904. El primer Mapa Topográfico Nacional del Instituto Geográfico (1917) incluye la forma de “Rojitán”, que se mantendrá también en los mapas de la Diputación Provincial de la segunda mitad del pasado siglo y que ha perdurado hasta nuestros días. En la actualidad, Rojitán da nombre a un cortijo y a la Dehesa que lo alberga, incluida en los Montes de Propios de Jerez y, por tanto, de propiedad municipal. El cortijo, de fácil acceso desde el desvío que conduce al poblado del Charco de los Hurones, fue restaurado hace dos décadas y desde entonces se dedica a alojamiento rural para grupos y colectivos ciudadanos que lo solicitan.
Por nuestra parte planteamos la hipótesis de que este curioso topónimo, pueda estar vinculado en su origen con la forma latina “russus” (rojo) de la que, a través de diferentes modificaciones a lo largo de más de cuatro siglos, se habría podido llegar a la denominación actual. La evolución del vocablo podría haber sido la de Rusitán (o Rusitano) => Roxitán => Rojitán/Rogitán. La justificación del nombre inicial de estos parajes, requiere ya aventurarse en los territorios de la especulación… ¿Tal vez por el color pardo o rojizo de los roquedos de arenisca del Aljibe que constituyen estos montes? ¿Quizás por el apelativo de un antiguo propietario, “Rusitano”, que aludiese a alguna característica personal como su color del pelo? Sea como fuere, todavía es posible rastrear el antiguo origen de este nombre ya que los mapas topográficos actuales incluyen en la Dehesa del Charco de los Hurones la "Majada de Rosita". Se trata de una errata que hace alusión a la antigua Majada de "Rositán" -forma antigua del topónimo- que de la mano de una errata, aún se mantiene en algunos mapas.
No queremos terminar este breve recorrido histórico por el topónimo de Rojitán sin apuntar otro posible nombre vinculado a él. Así, en el ya citado Señalamiento de las dehesas de Montes de Propios (1577), estudiado por el profesor E. Martín, al referirse a los límites de la Dehesa de la Jarda, se menciona “el alcornoque de las Mentiras, questá junto al Arriyitan fuera de toda la Jarda…”. Por nuestra parte pensamos que este nuevo topónimo hace alusión al mismo lugar donde, curiosamente, encontramos uno de nuestros alcornoques más monumentales y tan singular como debió ser aquel Alcornoque de las Mentiras.
Un alcornoque de excepción.
Pero volvamos de nuevo a la carretera donde habremos parado para admirar este extraordinario ejemplar de alcornoque de la dehesa de Rojitán, que tiene bien ganada su fama de “singular” por muchos motivos. Además de ser un ejemplar centenario, destaca por el grosor de su tronco y de sus ramas principales, así como por la armoniosa composición de su copa, de porte aparasolado, que puede contemplarse en toda su magnitud al presentarse el árbol aislado en medio de un prado. En sus tiempos, debió estar al pie de la “Colada de la Jarda”, vía pecuaria desdibujada ya por la carretera, que en tiempos pasados discurría por estos parajes buscando el Puerto de Gáliz.
Las características morfológicas más sobresalientes, de las que se nos da cuenta en el catálogo de Árboles y arboledas singulares de la provincia de Cádiz (4), en el que el alcornoque de Rojitán se encuentra registrado, no dejan lugar a dudas de que nos encontramos ante un ejemplar muy especial. Este árbol tiene 16 m. de altura total y un diámetro de copa que supera los 20 m. La altura del fuste (o tronco principal) es de 2,5 m. punto en el cual parten cuatro grandes ramas maestras. El perímetro del tronco (medido a 1,30 m. del suelo) es de 4,50 m., que alcanzan en su base casi 8 metros. La sombra que proyecta su enorme copa supera los 340 m2 y a sus pies hemos visto en los meses más calurosos de veranos no pocas vacas buscando algo de frescor.
La copa presenta una forma aparasolada y extendida, y su follaje, no muy denso, deja ver las grandes ramas maestras que la conforman. El paso de las estaciones nos ofrece también diferentes estampas del árbol, ganando sus hojas en lustre y verdor a medida que se acerca el verano, a diferencia de lo que sucede con la cobertura del prado donde se asienta, que se torna más pajiza, contrastando así con los colores del árbol que ve realzada aún más su silueta.
Como rareza, ya que no es habitual por estos parajes en los que el aprovechamiento del corcho es una de las principales fuentes de riqueza, cabe destacar que el ejemplar no ha sido nunca descorchado. Ello da a entender que, puesto que se halla en un paraje accesible y bien comunicado, ha debido existir sobre él algún tipo de protección “no escrita”, derivada tal vez de su singular porte, que ha permitido que llegue así hasta nuestros días. Suponemos que a medida que el bosque se fue adehesando en estos parajes y se fue eliminando la vegetación arbustiva, se mantuvieron los pies de los alcornoques más sobresalientes para aprovechar sus frutos en las montaneras. Los sucesivos aclareos de la dehesa para su transformación en pastizal, irían a su vez seleccionando para el descorche los ejemplares más accesibles y entregando al hacha y al carboneo los árboles menos productivos. Se respetan así, como sucede en otros lugares, árboles como este alcornoque que, a modo de monumentos naturales, encierran también muchas claves de la relación del hombre con el bosque a lo largo de los siglos.
Como consecuencia de que este ejemplar no haya sido nunca descorchado, la capa de corcho bornizo o “virgen” que presenta su tronco es de un calibre excepcional, a juzgar por lo que dejan ver algunas de las grietas que se muestran en él y que en algunos puntos alcanzan los veinte centímetros de profundidad. Esta gruesa capa de corcho -que presenta grandes hendiduras y llamativas irregularidades y asperezas, infrecuentes en otros grandes ejemplares que son descorchados periódicamente- se aprecia también en sus grandes ramas e incluso en algunas de las raíces, que asoman parcialmente en el suelo y que también han desarrollado esta especial cobertura.
El alcornoque de Rojitán es uno de ese selecto grupo de árboles singulares que pueblan nuestros montes y que son auténticos monumentos naturales que merecen ser conservados y protegidos. Es tan sólo un árbol… pero que árbol tan hermoso.
Para saber más:
(1) Martín Gutiérrrez, E.: La organización del Paisaje Rural durante la Baja Edad Media. El ejemplo de Jerez de la Frontera. Universidad de Sevilla-Universidad de Cádiz. 2004, pg. 258-259.
(2) Fragmentos de un mapa de las sierras del término de ciudad de Jerez. Anónimo en pergamino. S. XVIII, AMJF. C.12, nº 4 Bis.
(3) Jiménez Blanco, J. I.: Privatización y apropiación de tierras municipales en la Baja Andalucía. Jerez de la frontera 1750-1885.
(4) Árboles y arboledas singulares de andalucía. Cádiz. Junta de Andalucía. Consejería de Medio ambiente, Sevilla, 2004, Pg. 44.
Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.
Sobre Árboles singulares, Flora y fauna y Parajes naturales "entornoajerez" hemos publicado también...
Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 25/01/2015