En el artículo anterior hacíamos un recorrido por los viejos puentes y alcantarillas del Arroyo Salado, un curso fluvial que desde la Sierra de Gibalbín drena los Llanos de Caulina, al este de Jerez, para unirse al Guadalete en las cercanías del Monasterio de La Cartuja.
Hoy vamos a ocuparnos de los arroyos de Guaxabaque y Matarrocines que discurren por las tierras situadas al oeste y al sur de la ciudad y que, por tanto, debían ser cruzados por los caminos que conducían a Rota, los Puertos o el Portal.
No es de extrañar que fuese necesario construir sobre ellos pequeños puentes de los que ya nos da cuenta el Bartolomé Gutiérrez, en su “Historia de Jerez” (1756) donde relata que “… de los otros arroyos que ay en las Playas de San Telmo y camino del Puerto, tenemos en cada uno dos puentes, dos en Guadaxavaque, y dos en Mata Rosines, las unas para el camino del Puerto y las otras para el transito de las Playas por el nuevo arrezife que oy se esta haziendo como también un famoso muelle para el embarcadero y descarga de Naves y Carruages que allí concurren” (1). Este mismo historiador da cuenta de que en 1755 comenzaron las obras del arrecife o camino que unía la ciudad con el embarcadero de El Portal y el Puerto de Santa María, a través de las playas de San Telmo, noticia que recoge también Joaquín Portillo. Esta obra fue de gran importancia y contó con la autorización y respaldo real “…para cuyo efecto vino de la Corte don Tomás Geraldino; y para costearlo, dio el rey don Fernando VI, hermano de don Carlos III, facultad para que vendieran 450 caballerías de tierras de los baldios de esta ciudad; y con efecto se ejecutó con asistencia del corregidor que lo era el marqués de Alcocébar. Dicho arrecife se acabó por octubre de 1756”, como señala Portillo. (2)
Aquellos puentes del Guadajabaque y el Matarrocines.
El camino atravesaba los terrenos del actual “Polígono Industrial El Portal” cruzando el arroyo de Guadajabaque en un paraje próximo a la actual Estación Depuradora de Aguas Residuales, para llegar después al embarcadero de El Portal. Posteriormente continuaba hacia el Puerto de las Cruces, en dirección a El Puerto de Santa María debiendo cruzar antes el arroyo de Matarrocines en el punto que hoy lo vemos, procedente de las faldas de la Sierra de San Cristóbal, discurriendo en paralelo a la Cañada del Carrillo. En este mismo lugar se construiría a mediados del siglo XIX un sólido puente de cantería, con sillares de arenisca de las canteras de la cercana sierra de San Cristóbal, sobre el que cruzaba la carretera general Madrid-Cádiz antes de que se le diese el nuevo trazado por la conocida cuesta de “Matajaca”. Este puente del Matarrocines aún puede verse bajo el renovado tablero que se colocó sobre él, estando ubicado junto a otro nuevo, de rasante más elevada, que se construyó recientemente para evitar las inundaciones que este caudaloso arroyo sigue provocando en los años lluviosos.
Otro de los antiguos puentes mencionados por el historiador Bartolomé Gutiérrez, es el que aún se mantiene sobre el arroyo Matarrocines en las proximidades de la viña de Matacardillo y el cortijo de Espanta Rodrigo. El puente se encuentra en la actualidad en un preocupante estado de conservación, pero aún sigue “prestando servicios” ya que sobre él discurre hoy día una vía pecuaria, a modo de camino de servicio de la autovía de El Puerto. Este puentecillo se construyó en el siglo XIX y, probablemente, sustituyó a otro de factura anterior para acoger el nuevo camino que, por la conocida “Trocha” acortaba la distancia entre Jerez y el Puerto a través de la cuesta de Matajaca y el Puerto de Buenavista.
Madoz, describiendo los caminos entre Jerez y El Puerto en 1843, y después de señalar que el principal es el que pasaba por El Portal, se refiere igualmente a esta última vía de comunicación y apunta que “también hay otro camino carretero, aunque sin concluir, desde el Puerto a Jerez, que pasa por el puerto de Buena-vista, y disminuye la distancia en unos ¾ de legua”. Por este mismo autor conocemos que “...como proyecto de nuevo camino en esta provincia puede considerarse la modificación, propuesta hace más de 6 años, en la línea de carretera general comprendida entre Jerez y el Puerto de Santa María. Consiste en la ejecución de un trozo de carretera de más de 1 ¼ de legua de long. Desde la primera de aquellas dos ciudades, hasta empalmar con la carretera general en el punto llamado Revuelta de Buenavista a 1 y media legua de distancia de El Puerto de Santa María; con lo cual se conseguiría tener la comunicación directa más corta entre estas dos poblaciones; evitando el considerable rodeo que da la carretera general, con el objeto de que pase por El Portal… Esta obra fue propuesta a la Dirección general de caminos y aprobada por el Gobierno, bajo el presupuesto de 1.036.700 rs. e que se reguló su costo; pero hasta ahora no se ha puesto en ejecución por carecer sin duda de los fondos necesarios para ello” (3).
El camino se trazó en los años posteriores y el puente de Matarrocines, que sufrió diferentes reparaciones, queda como testimonio de la importancia de esta vía de comunicación que desplazó definitivamente a la que pasaba por El Portal. El viejo puente, al que sería necesario proteger antes de que se arruine (ya se han desplomado y perdido sus pretiles), nos muestra todavía su sólido arco de doble rosca de ladrillos colocados de canto o “a sardinel”, esto es, mostrando su lado mayor y unidos por sus caras anchas y en disposición radial.
Semioculto por los tarajes y los carrizos, con el telón de fondo de la Sierra de San Cristóbal, las viñas de Matacardillo y las tierras bajas encharcables de Espanta Rodrigo, el modesto puente del arroyo de Matarrocines ha sobrevivido al paso de los tiempos y a los embates de las arroyadas.
A lo que no podrá vencer otra vez será a los ataques de las excavadoras que en una reciente limpieza del cauce del arroyo han destruido parte de su arcada. A eso y a la desidia de quienes debieran protegerlo.
El “Puente Romano” de la Cañada de la Isla.
Otro antiguo puente que se conserva en las cercanías de Jerez es el conocido como “Puente romano” de la Cañada de la Isla. La mayoría de los viajeros que desde El Portal se dirigen a Puerto Real o al área recreativa de la Dehesa de La Yeguas por la llamada “Carretera de Bolaños”, reparan en un llamativo cartel que puede verse a la altura del km. 7, a la izquierda de la vía: “Cocodrilos Kariba”. Muchos conocen que se trata del indicador que anuncia los accesos a la única Granja de Cocodrilos de Europa. Más desapercibido, sin embargo, pasa un panel informativo que en este mismo lugar indica la presencia de los restos de un “puente romano”.
A juzgar por el aspecto de la construcción, el viejo puente de la Cañada Real de Arcos a Puerto Real como señala el cartel, nos recuerda más a una obra medieval o a un puente de los siglos XVIII o XIX, similares a los que hemos visto en Arcos en el arroyo Salado de Espera, o al ya mencionado del Matarrocines. Conocido también como “Alcantarilla del Salado”, el puente conserva todavía la embocadura así como buena parte de sus pretiles y su arcada principal, formada por dos roscas de ladrillo que se asientan firmemente en estribos de sillares de cantería. En su parte superior, todavía se aprecian los restos de la última reforma que quiso reforzar con hormigón su tablero, señal inequívoca de la utilidad que, hasta hace sólo unas décadas, prestó este viejo puente.
Esta alcantarilla permitía el cruce del Arroyo Salado de Puerto Real, que corre por entre las tierras de La Carrascosa, el Cerro de La Tinaja y La Zarza, buscando el Río San Pedro, en las cercanas marismas del antiguo estuario del Guadalete. Formaba parte de la Cañada de Arcos a Puerto Real, cuyo tramo jerezano es conocido como “Cañada Real de la Isla o de Cádiz y Puerto Franco” que arranca en el Puente de Cartuja, para seguir hasta aquí un trazado muy similar al de la actual carretera de Bolaños. Si bien hoy tiene un papel secundario, este camino fue, en otros tiempos, de gran importancia para la comunicación de nuestra ciudad con las poblaciones de la Bahía, ya que hasta la construcción de los primeros puentes sobre el Guadalete y el San Pedro en el Puerto de Santa María, ésta era la principal vía terrestre para llegar a Cádiz, a través del Puente Suazo, bordeando el estuario y las marismas (4).
Algunos autores sostienen que, un trazado parecido al que lleva en este tramo la Cañada Real de la Isla, era el que posiblemente seguía una calzada romana (tal vez un ramal de la Vía Augusta) que procedente de Gades y Ad Pontem (Puente Zuazo) bordeaba la marisma y cruzaba el Guadalete, camino de la campiña. Conviene recordar que en las proximidades de este viejo puente, se han encontrado diferentes enclaves con restos de alfarerías romanas (El Tesorillo, Barja, Bolaños, La Zarza)… que nos permiten imaginar que, efectivamente, esto fuese así.
¿”Puente romano”? Los restos que se conservan apuntan a una obra más reciente, que tal vez tuvo pudo tener su origen en los primeros siglos de nuestra era, cuando la presencia romana en estas tierras está más que confirmada. En todo caso, el paraje bien merece una visita para observar los restos de la vieja alcantarilla, escondida entre lentiscos y acebuches, que podremos completar con un paseo por los senderos señalizados en las cercanías del puente. Desde aquí podemos enlazar con la Cañada Real del Camino Ancho. Esta vía forma parte del Parque de las Cañadas de Puerto Real, integrado en la red Andaluza de Vías Pecuarias. Viejos caminos que discurren por parajes donde se conserva el matorral típico del monte mediterráneo, entre pinos, lentiscos y acebuches que nos esperan para ser recorridos y en los que estos antiguos puentes son uno de sus principales alicientes.
Para saber más:
(1) Gutiérrez, B.: Historia del estado presente y antiguo de la mui noble y mui leal ciudad de Xerez de la Frontera, Edición facsímil. BUC. Ayuntamiento de Jerez, 1989, vol. I P. 47-48.
(2) Portillo, Joaquín.: Noches Jerezanas. Tomo I, p. 153. Jerez. 1839.
(3) Diccionario Geográfico Estadístico Histórico. MADOZ. Tomo CADIZ. Edición facsímil. Ámbito Ediciones. Salamanca, 1986. pp. 79 y 85.
(4) González Rodríguez, R. y Ruiz Mata, D.: “Prehistoria e Historia Antigua de Jerez”, en Caro Cancela, D. Coord.: “Historia de Jerez de la Frontera. De los orígenes a la época medieval”. Tomo 1. Diputación de Cádiz. 1999, p. 135-136 y 153-154.
Para todo lo relacionado con las obras públicas en el Siglo XVIII recomendamos la lectura de Arquitectura y Urbanismo en el jerez del Siglo XVIII, de Fernando Aroca Vicenti. C.U.E.S.-Caja San Fernando. Jerez 2002 y en especial el Cap. III, 4. pp. 149-159.
Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.
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