“Un humedal es un sitio donde te mojas los pies pero no puedes nadar”. Con esta llamativa expresión no exenta de intención humorística, con la que un conocido científico trataba de aproximarse a la definición del complejo mundo de los humedales, inician los profesores e investigadores Santos Casado y Carlos Montes su “Guía de lagos y humedales de España” (1).
Los humedales son ecosistemas a medio camino entre los ambientes terrestres y los acuáticos, mundos de frontera, zonas de transición difíciles de encasillar por su naturaleza ambivalente. En un sentido más amplio, se incluyen bajo la denominación de humedales una gran variedad de lugares como las marismas, las zonas pantanosas y lagunas del interior, las orillas encharcadas de ríos o lagos, los aguazales próximos a la costa formados entre el continente y el mar, las colas de los embalses, las charcas, las balsas… espacios todos caracterizados por su carácter fronterizo y cambiante, entre la tierra y el agua.
Desde 1997, cada 2 de Febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, fecha en la que los medios de comunicación, las instituciones y organismos oficiales y los grupos ecologistas y conservacionistas, ponen el acento y traen al debate público los valores de los humedales, los beneficios que reportan y las principales amenazas que les afectan. Conviene recordar que estos espacios son una parte importante de nuestro patrimonio natural y ecológico en los que encuentran refugio un gran número de especies animales y vegetales que los convierten en uno de los ecosistemas de mayor biodiversidad. Por esta razón, y al objeto de que este rico patrimonio no se deteriore y pueda mejorarse, tanto la Unión Europea como otros organismos internacionales han puesto en marcha distintas figuras de protección para tratar de preservar muchos de nuestros humedales.
El Inventario Nacional de Zonas Húmedas incluye más de 2.500 humedales distribuidos por todo el territorio. A pesar de esta abultada cifra de espacios catalogados, organizaciones como SEO-BirdLife o Ecologistas en Acción vienen recordando cada año los principales riesgos que amenazan su conservación y nos alertan acerca de la pérdida y degradación de muchos de ellos.
La SEO advierte al respecto que los humedales “ya no son lo que fueron” y se han llegado a perder casi el 80% de las llanuras de inundación de los ríos (transformadas en cultivo y desecadas), el 68% de las lagunas interiores y el 59% de los humedales costeros.
Humedales en torno a Jerez.
Con el feliz pretexto de que el próximo día 2 de febrero se celebra el Día Mundial de los Humedales, vamos a ocuparnos de los enclaves más significativos de nuestro entorno. De los que se conservan, de los que se perdieron y de aquellos nuevos espacios “naturalizados” que, como las gaveras inundadas, los embalses, las balsas y pantanetas construidas en estos años para los riegos de fincas agrícolas, actúan “funcionalmente” como humedales.
Entre los más sobresalientes que encontramos en el término municipal de Jerez destacan sin duda las declaradas como Reservas Naturales entre las que se incluyen la Laguna de Medina y las lagunas de Las Canteras y El Tejón. Desde 1989, forman parte del Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía por sus valores ecológicos y por la importancia de la avifauna acuática que albergan, llegando a identificarse unas 120 especies, entre las que destacan las pertenecientes a las familias de las anátidas, limícolas y ardéidas. La importancia de estos espacios para las aves posibilitó también su reconocimiento como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) o su catalogación como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC).
Laguna de Medina.
La Laguna de Medina (a la que dedicaremos otro artículo monográfico), es sin duda la más conocida. Tras la desecación de la de La Janda a mediados del siglo pasado, pasó a ser también la de mayor extensión de la provincia de Cádiz. En la actualidad ocupa el segundo lugar de las lagunas andaluzas tras la de Fuente de Piedra, estando incluida en la Lista de Humedales de Importancia Internacional al amparo del Convenio Ramsar, siendo por méritos propios la “estrella” de nuestros humedales. La Reserva Natural tiene una superficie de 121 hectáreas abarcando su zona de protección un total de 254 hectáreas. Si bien su profundidad media está en torno a los 2 metros, en años excepcionalmente húmedos su cubeta ha llegado a registrar hasta 3,5 metros.
Pese a su valor para la avifauna, desde hace unos años, la Laguna de Medina ya no es lo que era debido a la presencia en sus aguas de un gran número de carpas.
Esta especie invasora, ajena al ecosistema llegó a la cubeta lagunar tras el rebosamiento de una balsa cercana, situada en una finca particular, en la que había sido introducida. Las carpas producen un efecto muy negativo sobre el medio, la fauna y la flora ya que remueven el cieno del fondo enturbiando el agua. Al ser especies herbívoras que alcanzan gran tamaño, llegan a esquilmar la flora que crece bajo las aguas y las especies vegetales semisumergidas, de las que dependen en buena medida la supervivencia de las aves acuáticas y, en general, la fauna de la laguna. Como consecuencia de ello, disminuyó drásticamente la presencia de aves en este enclave natura, lo que obligó en 2007, a la Consejería de Medio Ambiente, a llevar a cabo una serie de actuaciones para la eliminación de las carpas. Sin embargo, nuevamente han hecho su aparición en la laguna con las perniciosas consecuencias en el ecosistema y en la degradación de la comunidad de aves de la zona, por lo que se precisan nuevas intervenciones que acaben de una vez por todas con esta especie exótica que supone una seria amenaza para la segunda laguna andaluza en importancia.
Lagunas de Las Canteras y El Tejón.
Más desconocidas, por encontrarse en lugares más apartados de las vías de comunicación, son las lagunas de Las Canteras y El Tejón. Declaradas también como la de Medina, Reserva Natural desde 1989, están enclavadas en un hermoso paraje en el interior de las dehesas de Martelilla, al sur de la Laguna de Medina, donde se conservan los restos de antiguos encinares
a los que los cultivos han ido ganando terreno progresivamente. La zona periférica de protección de esta Reserva Natural es de 200 Ha, estando separadas ambas por algo más de un km.
De pequeña extensión, la superficie de cubeta de laguna Las Canteras es de 3,75 Ha., presentando una lámina de agua de manera permanente, salvo los años muy secos. De escasa profundidad, buena parte de la laguna está ocupada por la vegetación emergente que sirve de refugio a las aves. En el cinturón vegetal que la rodea crece una banda muy densa de carrizos, así como eneas y juncos de agua, escaseando los tarajes ya que son ramoneados por el ganado. En sus cercanías crecen bosquetes de eucaliptos y grupos de viejas encinas y acebuches. El nombre de esta laguna se debe a la proximidad de las antiguas canteras de Martelilla, de donde en el siglo XVI y en las centurias siguientes, se extrajo piedra para la construcción del Puente de Cartuja, el Cabildo Municipal de Jerez, el Monasterio de la Cartuja, la Catedral de Sevilla y otros muchos edificios de la ciudad.
La laguna del Tejón, de 6 ha, se sitúa un km al sur de la anterior y presenta una lámina de agua poco persistente, llegando a secarse durante buena parte del año, salvo en los meses lluviosos. El cinturón perilagunar alberga las mismas especies que en Las Canteras, si bien es menos denso y poblado. El fondo y las laderas de las cubetas de ambas lagunas están afectados por el pisoteo del ganado que las utiliza a veces como lugar de pastoreo y abrevadero.
Laguna de los Tollos.
En orden de importancia, en cuanto a los humedales de nuestro término municipal, siguen a los anteriores las lagunas de Los Tollos y Las Quinientas. La Laguna de Los Tollos (o “El Tollón”) está situada a caballo entre los términos municipales de Jerez y El Cuervo siendo, con más de 80 ha. de cubeta y 650 ha de cuenca, la tercera en extensión de Andalucía, tras la malagueña de Fuente de Piedra y la de Medina. Esta laguna figura ya en la Crónica de Alfonso XI (siglo XIII), al ser lugar de parada habitual de sus tropas en las cinco expediciones que este monarca castellano realizó para la conquista de Algeciras y el cerco de Gibraltar. El topónimo “tollo”, delata la naturaleza de este paraje ya que alude “terreno húmedo” o a “charco formado por el agua de lluvia”.
Desde que en 1976 se autorizase una concesión minera para la extracción de arcillas especiales (sepiolita y atapulgita) en su vaso, la laguna sufrió un permanente deterioro hasta el cierre de la explotación en 1998. Las denuncias y luchas de los colectivos ciudadanos y ecologistas llevaron a que en 2007, la Consejería de Medio Ambiente
anunciara su compra y la posterior elaboración de un proyecto de restauración (Life Los Tollos) que comenzó en 2011 y que está prácticamente concluido tras el sellado y relleno de las antiguas cortas mineras que ha permitido la recuperación de la antigua topografía de la laguna.
Este valioso humedal es de gran relevancia ecológica, por la importancia de sus comunidades biológicas y por las relaciones que las poblaciones humanas han establecido con este espacio a lo largo del tiempo. Tradicionalmente ha contado con la presencia de especies significativas de nuestra avifauna como focha cornuda, cerceta pardilla, calamón, tarro canelo, malvasía, porrón pardo… algunas de ellas en peligro de
extinción. A pesar de las alteraciones funcionales que sufrió, a consecuencia de su explotación minera durante más de dos décadas, la reciente restauración de su cubeta y los trabajos de reforestación llevados a cabo en el cinturón perilagunar hacen albergar grandes esperanzas para la regeneración de este espacio natural que aún precisa algunas intervenciones para la recuperación de algunos cauces tributarios, la mejora de su entorno paisajístico y la reforestación y uso público.
Laguna de Las Quinientas.
La Laguna de Las Quinientas es, como la de Los Tollos, otra víctima del desarrollismo que imperó durante la década de los sesenta y setenta del siglo pasado y que dispuso del medio natural al servicio de intereses mercantilistas sin escrúpulos. En esos años, y durante las décadas posteriores, fue utilizada por la Azucarera del Guadalete como balsa de decantación de sus vertidos industriales, destruyendo así un enclave natural de gran importancia, por su situación estratégica a medio camino entre el valle del Guadalete y la Bahía de Cádiz.
Ubicada junto a la antigua Cañada de la Isla y Cádiz, junto a la actual carretera que desde el Puente de Cartuja se dirige a Puerto Real, en sus orígenes la laguna de las Quinientas presentaba una extensión casi el doble de la actual, siendo alterada su topografía natural por la construcción de drenajes y por un muro que dividió en dos el antiguo vaso lacustre, para su transformación en balsa de vertidos y para la puesta en cultivo del resto de su superficie.
Este uso industrial de la laguna, provocó desde los primeros momentos importantes episodios de mortandad de aves que fueron denunciados por los grupos ecologistas en numerosas ocasiones, solicitando una y otra vez una solución a este tipo de actuaciones impropias de países desarrollados.
Tras los acuerdos hace unos años entre la empresa azucarera y la Junta de Andalucía, se firmó un convenio de colaboración en 2012, que ha permitido el vaciado de la laguna, la retirada de fangos del vaso lagunar, el cese de los vertidos y la progresiva naturalización de este espacio, lo que ha traído como consecuencia el cese de la mortandad de aves (2).
En la actualidad, con una superficie de 12 ha, su cubeta presenta hasta 3 m de profundidad, poseyendo en sus orillas una incipiente orla de vegetación en la que predominan los tarajes, carrizos y juncos. La recuperación de este enclave natural requerirá un largo periodo de tiempo, sin embargo resulta esperanzador que ya en 2015, en el último censo de aves acuáticas realizado en la laguna de las Quinientas, se hayan contabilizado 20 parejas de 7 especies distintas que han conseguido reproducirse: avoceta, chorlitejos chico y patinegro, ánades azulón y friso, cigüeñuela y pagaza piconegra.
Ahora que esta laguna ha empezado a funcionar como un enclave natural, libre ya de las aguas y los fangos contaminantes, esperamos que si las lluvias acompañan, vuelva la vida a sus aguas y como sucedía con anterioridad a 1969, muchas especies de aves saquen adelante a sus pollos en este paraje cercano al Guadalete y a la Bahía de Cádiz.
Pero si Los Tollos y Las Quinientas, pese a su deterioro, han pervivido en el tiempo, otras lagunas y humedales del entorno de Jerez se han visto aún más alteradas llegando incluso a desaparecer, evidenciando así la gran fragilidad de estos ecosistemas. Lo veremos la próxima semana.
Para saber más:
(1) Casado de Otaola S. y Montes del Olmo C.: Guía de lagos y humedales de España. J.M. Reyero Editor. Madrid, 1995.
(2) Laguna de Las Quinientas. Delegación Territorial de Agricultura, pesca y Medio Ambiente, 2 de febrero de 2015.
Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.
Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar en Lagunas y Humedales, Toponimia, Rutas e itinerarios, Parajes Naturales, Las lagunas “perdidas”. Humedales en torno a Jerez (2) y
Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 31/01/2016