Por la Garganta del Capitán (y II).
Entre pozas y cascadas.




La semana anterior iniciamos un recorrido por el Arroyo de Botafuegos, también conocido como Garganta del Capitán, uno de los más hermosos “canutos” del Parque de Los Alcornocales. Tras visitar los molinos de San José, de Enmedio y de las Cuevas, continuamos hoy por el sendero que se abre junto al cauce del arroyo para disfrutar de la vegetación de sus orillas y de las pozas y cascadas que se suceden a lo largo de la ruta.

Dejando atrás las umbrosas espesuras vegetales que cubren casi por completo los restos del Molino de las Cuevas, continuamos nuestro camino por la orilla izquierda, en la que adivinamos la pequeña acequia que canalizaba el agua del arroyo hasta el cao del molino, procedente de una poza cercana que hacía las veces de represa. En ocasiones nos veremos obligados a caminar por el lecho del arroyo, fácilmente transitable por la presencia de grandes bloques de arenisca entre los que progresaremos río arriba sin grandes dificultades, acompañados en todo momento por el rumor del agua.

Al poco encontramos otra poza que, alimentada por una pequeña cascada, nos invita a descansar bajo la sombra de la arboleda que conforma el magnífico bosque en galería de la Garganta del Capitán. Vadeamos aquí el arroyo, apoyándonos con facilidad en los grandes bloques, por detrás de la cascada, para seguir el camino por la orilla derecha, y disfrutamos paseando bajo el túnel de vegetación que acompaña al río.



Por el bosque de ribera.

En la arboleda de estos sotos destacan los alisos y en las laderas abundan los helechos que, en primavera llaman la atención del paseante con el hermoso tono brillante de sus grandes hojas. A lo largo de nuestro recorrido podremos observar la típica vegetación de los “canutos” que constituyen un auténtico túnel de verdor. Bajo la copa de los alisos crecen los delicados avellanillos, los llamativos durillos, arborescentes adelfas, lustrosos ojaranzos… No faltan tampoco quejigos y alcornoques, que llegan hasta la orilla del arroyo y colonizan también las laderas de la garganta. Pero sobre todo abundan otras especies arbustivas y herbáceas como espinos, ruscos, agracejos, brezo cucharero, escobón negro, acantos… todo un hermoso muestrario para los amantes de la botánica y para cualquier persona abierta al disfrute de la naturaleza.

Enredadas entre los árboles y arbustos del bosque de ribera, formando una tupida maraña, crecen por doquier especies trepadoras como hiedras, zarzaparrillas, clemátides o zarzas que, en ocasiones, cortan el paso por las orillas. Pero sin duda, lo que más llama la atención del paseante, es la gran abundancia de helechos entre los que sobresalen helecho real, helecho hembra, polipodio, cola de caballo (menos abundante) o el singular Culcita macrocarpa, por citar sólo los más notables.

Al poco de pasar la primera cascada veremos, como colgada en las laderas de la orilla derecha, la tubería de una conducción de agua que ha quedado al descubierto al desprenderse la canalización de cemento que la protegía. Enseguida llegamos a una segunda poza que tiene como telón de fondo una hermosa cascada cuya altura es mayor que la que hemos dejado atrás. El sendero cambio de nuevo, tras los grandes bloques que forman el salto, a la orilla izquierda, sucediéndose río arriba las pequeñas pozas, los grandes cantos de arenisca cubiertos de líquenes, que se nos muestran aquí en formas redondeadas y sin aristas, erosionados por la fuerza del torrente abrazados por las llamativas raíces de los alisos que buscan el contacto directo con el agua.

En la Cascada del Capitán.

El murmullo del río se va transformando, poco a poco, en un intenso rumor que nos anuncia la cercanía de la sorprendente Cascada del Capitán, a la que llegamos enseguida. Nos detenemos frente a ella junto, a la orilla de la gran poza de aguas cristalinas, de un intenso azul, que se forma a sus pies, para dejarnos llevar por la belleza de este lugar. Y aquí nos quedamos en silencio, admirando este formidable salto, uno de los de mayor altura de la provincia y, sin duda, uno de los más hermosos.

Al describir los ríos y arroyos de la comarca de Algeciras, cuenta Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico (1848-70), que “…la Garganta de Botafuegos o del Capitán, nace en los Corchadillos; se despeña desde la altura de unos 45 pies, formando una hermosa cascada, a la que llaman la Chorrera”. “Chorrera” es sinónimo de cascada, pero en esta referencia de Madoz, con más de ciento cincuenta años de historia a sus espaldas, pone en evidencia que la Cascada del Capitán, la única que contaba desde antiguo con “nombre propio”, era ya reconocida y admirada desde varios siglos atrás.



El lugar es paradisíaco y a la belleza del salto se une la de la magnífica poza que se forma a sus pies, rodeada de estratos rocosos de arenisca y techada por alisos, alcornoques y quejigos. No es de extrañar que en verano, muchos visitantes se bañen en sus aguas y se zambullan desde sus orillas o desde las ramas de los árboles cercanos, de uno de los cuales cuelga una cuerda que, a modo de columpio, es utilizada para estos fines. En las orillas de la poza el agua ha depositado numerosos restos de ramas, trozos de raíces de aliso, llamativos troncos de corcho hueco y pequeños fragmentos de corcho a los que la erosión ha dado curiosas formas redondeadas.

Hemos llegado hasta la Cascada por la orilla de la derecha y a este mismo lugar viene también a parar un corto sendero que baja por la empinada ladera de la derecha desde una cercana pista forestal. Este último, es uno de los accesos más utilizados para visitar la Garganta por quienes no quieren recorrer el cauce del arroyo de Botafuegos y acudir “directamente” a la Cascada del Capitán.



Esta ruta alternativa (ver mapa) arranca del camino que parte junto al Centro Penitenciario de Botafuegos y sigue el carril de Las Corzas (durante 6,5 km, aproximadamente) hasta un punto debidamente señalizado en el que un corto sendero desciende hasta la Cascada del Capitán, desde donde podremos regresar por el mismo camino o tomar las alternativas descritas en este itinerario.

Represas y tumbas.

Pero nuestra ruta todavía no ha terminado y para seguir río arriba tomamos ahora un empinado sendero a la izquierda de la Cascada que, después de un corto ascenso nos dejará en un estrecho camino que discurre sobre un canal cubierto. Esta canalización se encuentra literalmente “colgada” en la ladera de la izquierda de la Garganta”, y encierra una tubería procedente de una cercana captación de agua potable destinada al abastecimiento de Algeciras.

Siguiendo un corto trecho por este sendero, a la derecha (esto es, “curso arriba”), llegaremos a una cancela que nos cierra el paso tras la que veremos una pequeña represa formada en una gran poza existente en el cauce del arroyo, de la que parte un pequeño canal que alimenta la citada conducción de agua potable. El paraje de la represa es también muy pintoresco, encajado entre grandes paredones de arenisca donde afloran llamativos estratos. En el horizonte, frente a nosotros, se divisan varias poblaciones del Campo de Gibraltar.



A pesar de que la cascada original ha sido ligeramente modificada por un pequeño muro, el salto que se forma aquí es también de gran belleza como podremos comprobar si nos acercamos a los pies de la chorrera por un corto sendero que nace junto al camino.

Por este mismo camino que termina en la citada cancela, daremos la vuelta para continuar nuestro itinerario y, en un punto donde el firme se ha desprendido, nos desviaremos a la derecha, por un sendero perfectamente marcado, internándonos en un magnífico alcornocal cuyas laderas, sombreadas por arbolado de gran porte, están cubiertas de helechos.

Caminando por el alcornocal llegaremos al poco, tras un suave descenso, a un claro conocido como “Llano de las Tumbas” donde se han formado unos pequeños prados entre zonas aclaradas de vegetación arbustiva. Grandes bloques de arenisca salpican aquí y allá, entre majuelos, alcornoques, zarzas y escobones, este paraje que guarda, bajo la sombra de los grandes pies de alcornoque que crecen en las laderas cercanas, un pequeño secreto: varias tumbas antropomorfas excavadas en la roca, que nos hablan de la remota ocupación de estos territorios. Presentes también en otros lugares de esta comarca (tal vez la más conocida sea la Pilita de la Reina, en el pico del Aljibe) el origen de estas sepulturas no está todavía claro y son muchos los investigadores que las consideran “tardorromanas”, visigóticas o del periodo alto-medieval.



Desde el Llano de las Tumbas, continuaremos nuestro sendero, que desde aquí es ya un carril accesible a vehículos, y poco a poco, iremos descendiendo por las laderas del cerro de lasEsclarecidas dejando atrás el alcornocal. Frente a nosotros se alza en el horizonte la imponente silueta del Peñón de Gibraltar y, más cerca, cuando alcanzamos ya la zona de prados abiertos, las instalaciones del centro Penitenciario de Botafuegos. Al poco, alcanzaremos en un suave descenso, el carril que nos dejará en el punto de inicio de nuestro itinerario, junto a la Puerta Verde de Algeciras.



De vuelta en casa, nos damos cuenta de que junto al recuerdo de la belleza de los parajes que hemos recorrido, nos hemos traído también, ya para siempre, el rumor bullicioso de los hermosos saltos de agua de la Garganta del Capitán.

Para saber más:
Madoz, P.: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar. “Cádiz”. Edición facsímil, 1986. Pg. 24
Instituto Geográfico Nacional: Hoja 1078- La Línea. Ediciones de 1917, 1939 y 1963.
VV.AA. Sierras del Aljibe y del Campo de Gibraltar, Guías Naturalistas de la Provincia de Cádiz. III. Diputación de Cádiz, 1991.


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar en Rutas e Itinerarios, Parajes Naturales y Por la Garganta del Capitán (I). Un paseo entre antiguos molinos por el arroyo de Botafuegos.

Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 17/01/2016

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