
A los pies de la sierra de San Cristóbal, al borde del antiguo estuario del Guadalete, donde los términos de Jerez y El Puerto de Santa María se confunden, se ofrecen a la vista del viajero las

La primera edición de esta pequeña novela de juventud, vio la luz en 1873 y su acción se desenvuelve en distintos lugares de nuestro entorno cercano (Sidueña, El Puerto, Jerez) que sirven de marco a la historia de Miguel y Joaquina, campesinos que trabajan su huerta en Doña Blanca, y de sus hijos Roque y Perico.



Las Cruces, en el arrecife de El Puerto.
“A la caída de una hermosa tarde de mayo de 1869, caminaba por el arrecife que va de Jerez al Puerto de Santa María, un hombre ya entrado en años, que llevaba delante de si una burra”. Así da comienzo Caín, presentando a Miguel y a Joaquina, su mujer, que a lomos de la burra “Molinera”, recorren el “arrecife”, como se denominaba al antiguo camino entre estas dos poblaciones que seguía, aproximadamente el mismo trazado que la carretera “vieja” de El Puerto que hoy se conserva en dirección a Doña Blanca. En su camino, tras encontrarse con Juan Pita, un hortelano que se dirige al mercado Jerez a vender sus tomates, pasarán por el pequeño Puerto de las Cruces.


Las dos columnas que aún se conservan sobre sendos pedestales, se situaban a ambos lados de la que fuera Carretera General y poseían en su parte superior cruces de piedra que ya se han perdido.

El castillo de Doña Blanca.
En las cercanías de Las Cruces se encuentra el Castillo de Doña Blanca, en cuyo entorno viven los personajes de la historia. No podían faltar por tanto referencias a este enclave en el relato del Padre Coloma, en cuya descripción se aprecia, en palabras del profesor López Romero, un marcado “retoricismo”.




Severa como cuadra a la guardiana de una tumba, altiva como corresponde a la última morada de una reina, se ciñe su corona de almenas y muestra en su frente un escudo, en que, bajo una corona de marqués, campea el león de Castilla y se destacan las tres barras de Aragón”.





En Caín, no faltan tampoco las descripciones de las huertas de tomates, melones y frutales que se cultivaban -y aún se cultivan- junto al “arrecife”, en el Valle de Sidueña, mencionándose, a modo de ejemplo el “cojumbral” de Juan Pita. Se hace referencia también a otros caminos y veredas de estos parajes como el que en cierta ocasión toma Juan Pita, quien se aparta del arrecife y “…por un atajo que llaman La Trocha retrocedió hacia Jerez donde pensaba vender su canasta de tomates”. Aún se conserva todavía La Trocha, que atraviesa el arroyo del Carrillo por el puente de Matarrocines, en las inmediaciones del cortijo Espanta Rodrigo y, pasando por las viñas de Matacardillo, llega hasta la ciudad en las inmediaciones del campo de golf. Esa misma vereda que fue trágico escenario de no pocos fusilamientos en 1936.

Junto a todo ello, el relato ofrece valiosas referencias a los manantiales de Sidueña, en las proximidades del Castillo de Doña Blanca, de los que se abasteció El Puerto de Santa María: “Rodean aquel cerro triste y pelado, a la manera que para disimular el horror de la muerte circundan un sepulcro de jardines, cuatro frondosas huertas: la Martela, la de los Nogales, la del Algarrobo y la del Alcaide. Nace en esta última, al

Algunos de estos manantiales a los que alude el relato de Coloma, como los de La Piedad, cuentan con una historia de siglos de la que nos ocuparemos en otra ocasión, si bien los registros de sus pozos de captación de agua y sus conducciones, sufren hoy día un lamentable abandono.

Volveremos a las tierras de Sidueña, a esos parajes en los que el profesor e investigador Miguel Ángel Borrego sitúa la Shiduna árabe (3), aquella que, al decir del historiador Ahmad al-Razi (m. 955) fue “muy grande a maravilla” con un monte sobre ella “de muchas fuentes que dan muchas aguas” (4). Estos lugares que el Padre Luis Coloma quiso también dejar para siempre en las páginas de sus libros.

Para saber más:
(1) López Romero, José.: Edición de Caín del Padre Luis Coloma. Biblioteca Virtual Cervantes. También puede consultarse en Biblioteca on-line del C.E.H.J.: http://www.cehj.org. 2007.
(2) Ruiz Mata, Diego y Pérez, Carmen J.: El Poblado fenicio del Castillo de Doña Blanca. Biblioteca de Temas Portuenses, nº 5 . Ayuntamiento de El Puerto, 1995 p. 32
(3) Borrego Soto, M. Ángel.: “La ciudad andalusí de Shiduna (Siglos VIII-XI)”, Al-Andalus--Magreb, 14 (Cádiz, 2007), pp. 5-18. De este mismo autor, puede consultarse también: “Jerez, los orígenes de una ciudad islámica” C.E.H.J.
(4) García Romero, F.A.: Xerez Saduña, aportaciones al testimonio de Al-Razi. Revista de Historia de Jerez 10 (2004), Jerez de la Frontera, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 229-233.
Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto. Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.
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Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 27/12/2015
1 comentario :
Precioso texto, pero del mojón 28 al 29, "a mojón cubierto", comienza el término de El Puerto. Alfonso X en su último privilegio, en 1281, adjudicó a El Puerto todo el término de Sidueña.
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