29 agosto 2021

Tiempo de vendimia.
Un paseo por los pagos de viñas de Jerez (I).




La quietud del campo -ese tiempo lento en el que se suceden las estaciones en nuestra campiña- se ha visto interrumpida durante unas semanas con la vendimia, sus preparativos y sus faenas. Entre agosto y septiembre las viñas recuperan de nuevo nuestra atención, y aunque sólo sea por unas semanas al año, de pronto se recuerda que Jerez, la ciudad del vino y las bodegas, es también tierra de viñedos.

En los últimos años las máquinas han sustituido a los vendimiadores en buena parte del Marco y de un tiempo a esta parte, cada vez participan menos personas en la recogida de la uva. Con todo, no están lejos los días en los que buena parte de la población conocía los nombres de las viñas y de los principales pagos de viñedos. Ya quedaron atrás los tiempos en los que estos paisajes formaban parte del “imaginario colectivo”, del “ADN” -como gusta decir ahora- de una ciudad que cada vez da más la espalda al campo y a su entorno cercano. Precisamente por esto, y para traer de nuevo a la memoria los nombres de tantos rincones que durante siglos dieron con sus frutos fama a Jerez, vamos a dirigir hoy la mirada hacia los pagos de viñas, vamos a pasear por tierras de viñedos.

Los pagos de viñas.



En su ya célebre Diccionario del vino de Jerez, Julián Pemartín se refiere a nuestros pagos como “cada uno de los grupos de viñas, con tierras homogéneas y, en general, delimitados por accidentes topográficos, en que tradicionalmente se ha venido considerando dividida la zona vitícola jerezana”. (1)

A la ya tradicional división de nuestros viñedos en función del tipo de suelo sobre el que se asientan (albarizas, arenas y barros), Pemartín sugiere una división territorial de los mismos y añade que “los pagos del término de Jerez pueden considerarse, en amplio esquema, distribuidos en tres series. Una, hacia el lado este de la ciudad, rodeándola por todo ese flanco, cuyas tierras son en su mayoría de arenas o barros. El más importante de estos pagos es el de Montealegre. No pocos se han destinado a otros cultivos y algunos fueron absorbidos por la expansión urbana. La segunda serie, la constituyen otros pagos también próximos a Jerez, pero extendidos hacia el suroeste, ya con mejores tierras, pues en ellas abundan las albarizas y los bujeos. En esta serie descuella el agregado que forma el pago de Torrox con otros dos de semejantes características: Gibalcón y Anaferas. Y por último, la tercera y más importante serie en extensión y calidad, integrada por los pagos llamados de “afuera”, se extiende, casi sin solución de continuidad, desde el noreste al suroeste –siempre al poniente- y a través de cuatro conjuntos presididos por los mejores pagos de la zona: Carrascal, Macharnudo, Añina y Balbaina… Esta tercera serie constituye gran parte de la zona del Jerez Superior”. (2)



Para facilitar el recorrido por los pagos más notables y su localización espacial en la campiña jerezana, tomaremos como referencia los más conocidos que se extienden junto a las distintas carreteras que parten de Jerez (en sentido contrario a las agujas del reloj), así como los ubicados en sus proximidades y en otros territorios más alejados de aquellas.

Carretera de Sevilla.



Las tierras llanas del pago de Las Abiertas de Caulina acogieron buen número de viñas en tiempos pasados, pero en la actualidad apenas quedan algunas pequeñas fincas que lo recuerdan, al igual que sucede en el de Bogas, absorbido por el crecimiento urbano y sobre cuyos viñedos se trazaron el polígono Santa Cruz y el Parque Empresarial.

El pago de Lima está también ocupado en buena parte por los desarrollos de Guadalcacín y el más antiguo de Lárgalo, inmediato a la ciudad, perdió también sus viñedos al instalarse a comienzos del siglo XX el parque González Hontoria y al ir ocupándose progresivamente las viñas que se extendían a ambos lados de la calzada del Hato de la Carne, actual avenida de Europa.

En el pago de Ducha, dedicado hoy día mayoritariamente a cultivos de secano, hubo sin embargo muchos viñedos, siendo uno de los primeros que sufrieron la plaga de filoxera en 1894. En las tierras de Ducha, frente al aeropuerto, hubo ya una alquería árabe, Duŷŷa, como ha documentado el arabista M.A. Borrego Soto (3).



Como testigos mudos de que el de Ducha fue un renombrado pago de viñedos, están los restos de sus antiguas casas de viña: La Francesa, La Paz, Santa Matilde, Viña de Dios, La Montañesa… Una superviviente de aquellos tiempos es la Viña del Diablo (también conocida como san Patricio).



Algo más adelante, en dirección a la localidad de El Cuervo, el pago de Montegil conserva todavía una buena porción de viñas, en las laderas del alto del mismo nombre como la de Carreño, Montegil, Montegilillo, Portugalejo…



Carretera de Morabita.

El antiguo Camino de Lebrija, conocido también como “carretera de Morabita”, deja a ambos lados tradicionales pagos de viñas, especialmente en su margen izquierda.

El de Capirete, fue famoso por viñas como la de El Telégrafo, así llamada porque a principios del siglo XIX se instaló aquí una torrede la línea del telégrafo óptico que unía Cádiz con Madrid. San Cayetano, La





/>Recovera, La Mina o El Corregidor, son otras tantas viñas de este pago. La de San Cayetano fue una de las primeras que se abrió a la hostelería, hace ya más de treinta años, siendo uno de los “mostos” antiguos del Marco.

Colindante con el de Capirete se encuentra el de Los Manzanillos, con viñas como La Pescadera, La Carpintera, o La Carrandana, a las que se accede también desde la carretera de Trebujena.



Junto a los anteriores, uno de los pagos de mayores resonancias en este sector de la campiña es el de Carrascal, uno de los máximos exponentes de las tierras de albariza de la zona del Jerez Superior.



Se enclavan aquí famosas viñas, como La Canariera, o la más antigua de Viña Romano que, desde la entrada, nos deja ver su singular pozo junto al carril de acceso. Ambas viñas pertenecen a la marca vinatera González Byass que construyo la casa de La Canariera en 1846



-según reza en la lápida que puede verse en la puerta- como cabecera de sus explotaciones agrarias cumpliendo también, desde hace muchos años, la función de centro de actividades sociales de la empresa (4). El Corregidor es también una de las viñas de más solera de este sector, donde también se encuentran la Viña dos Mercedes, la de La Pavona, las de Clavería o la de La Panesa, desde donde obtenemos magníficas vistas a las marismas de Asta.



En esta ruta, y tras cruzar el Arroyo de Zarpa, encontramos también otro pago muy conocido, el de Espartinas, que se cuenta entre los más antiguos de Jerez y que extiende sus viñedos sobe una amplia loma que se alza entre la carretera y las antiguas marismas de Las Mesas. Destacan aquí viña Berango, cuyo caserío se asienta en la parte más elevada de esta loma y que hoy día, se dedica también a los cultivos de secano y a la ganadería equina. En la actualidad la finca alberga una prestigiosa ganadería de caballos hispano-árabes, una de las continuadoras del ya centenario hierro del marqués de Casa Domecq (5). Algo más adelante, también a la izquierda de la carretera, una cancela nos señala el acceso a la Viña La Alamedilla y al caserío del Cortijo de Espartinas, que no vemos desde la carretera por estar situado al otro lado de la loma, frente a Mesas de Asta.



Estas tierras de Espartinas fueron ya colonizadas en la época romana y su topónimo puede derivar, posiblemente, del nombre de un antiguo propietario: Spartus o Spartarius (6). Conviene recordar que en tierras del cortijo de Espartinas se encontró una estela funeraria de Baebius Hilarus, a quien Cesar Pemán identifica con un rico labrador al que hace referencia Marcial en sus Epigramas (7) y que bien pudo cultivar las primeras viñas de este antiguo pago.

Carretera de Trebujena.

Colindante con la zona norte de la ciudad, se emplaza junto a la carretera de Trebujena el pago de Raboatún (o Rabatún), hoy absorbido casi en su totalidad por el desarrollo urbano (Los Villares, Hospital, bodegas…). Más adelante, a unos 5 km, quedan a la derecha de la ruta algunas viñas de Los Manzanillos (La Carrandana, La Ramona) y las del célebre pago de



Almocadén (Matamoros, Cuerno de Oro…) uno de los de más nombradía, ubicado frente a Macharnudo. El de Almocadén guarda también en su topónimo resonancias árabes y alude al nombre con el que eran conocidos los guardas de los campos (8).



A la izquierda de la carretera encontramos el afamado pago de Macharnudo (Alto y Bajo), citado ya en las fuentes medievales. Su nombre alude a un caserío o cortijo ubicado en un lugar “pelado” o “desnudo”, carente de vegetación, aunque hoy día cubran sus laderas extensos viñedos (9). Entre todos ellos destaca El Majuelo, ubicado en lo más alto del cerro, presidido por su extenso caserío en el que sobresale el “castillo”, una torre



edificada sobre una antigua atalaya medieval, desde donde se domina un amplio sector de la campiña.

La Carreña, Picón, Santa Isabel, La Escribana, La Compañía,… son algunas de las muchas viñas de este pago de Macharnudo Alto. El de Macharnudo Bajo, limitado por la Cañada del amarguillo alberga también numerosos viñedos como Viña Belén, Los Arcos, San Francisco, La Panameña…

Cercano a los anteriores, el de Valcargado (Tabajete) linda ya con las marismas que se extienden a los pies de Mesas de Asta y, aunque ha perdido muchos de sus antiguas viñas, todavía conserva algunas muy conocidas como las de Santo Domingo, El Carmen, La Racha, San Leopoldo…



Ya en otros parajes más alejados, el pago de Burujena, situado al noroeste del término de Jerez y próximo a Trebujena, tiene buena parte de sus viñas orientadas hacia las marismas del Guadalquivir, como el de Martín Miguel, que adivinamos frente a nosotros en las cercanas tierras de Sanlúcar.

(Continuará...)

Para saber más:
(1) Pemartín, J.: Diccionario del vino de Jerez. Ed. Gustavo Gili. Barcelona, 1965.
(2) García de Luján, A.: La viticultura del Jerez. Mundi-Prensa Libros, S.A. Madrid, 1997, pp. 40-41.
(3) Borrego Soto, M.A.: (2008) “Poetas del Jerez Islámico”, AAM 15: 4-78
(4) VV.AA.: Cortijos, haciendas y lagares. Arquitectura de las grandes explotaciones agrarias en Andalucía. Provincia de Cádiz. Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y transportes, 2002, p. 243-244
(5) Ibidem, p. 258
(6) Martín Gutiérrez, E.: La identidad rural de Jerez de la Frontera. Territorio y poblamiento durante la Baja Edad Media. S. de Publicaciones de la Universidad d Cádiz., 2003, Pg. 96
(7) González Rodríguez, R. y Ruiz Mata, D.: “Prehistoria e Historia Antigua de Jerez”, en D. Caro Cancela (coord.), Historia de Jerez de la Frontera I. De los orígenes a la época medieval, Cádiz, 1999, pg. 169.
(8) González Gordon, M.M.: Jerez-Xerez-Sherish. Ed. Gráficas del Exportador. Jerez. Edición de 1970, p. 212.
(9) Martín Gutiérrez, E.:Análisis de la toponimia y aplicación al estudio del poblamiento: el alfoz de Jerez de la Frontera durante la Baja Edad Media”, HID, 30 (2003), 257-300, pp. 263-264


Observación: situando el cursor sobre una fotografía, podremos leer el pie de foto.  Si pulsamos sobre cualquiera de ellas, podrán verse todas a pantalla completa.

Para ver más temas relacionados con éste puedes consultar:
Artículo publicado en DIARIO DE JEREZ, el 11/09/2016

20 agosto 2021

La memoria del corcho.
Una visita a la Suberoteca de Andalucía en Alcalá de los Gazules.


Acceso a la Suberoteca
En el marco de la campaña de divulgación del producto corchero ‘NATURALMENTE CORCHO’, puesta en marcha por el GDR de Los Alcornocales, hemos visitado la Suberoteca de Andalucía. Esta iniciativa de promoción del corcho, con apoyo del programa europeo Leader-Feader, tiene como principal objetivo concienciar al consumidor final de vinos para que valore (y exija) el taponado con este producto natural, ante el incremento que en los últimos años están experimentando otros cierres alternativos. Junto a ello se quiere subrayar la estrecha vinculación entre estos usos tradicionales del corcho y el territorio de Los Alcornocales, una de las regiones corcheras más importantes del mundo, cuyo futuro como espacio natural está Troquelado en una pana de corcholigado en buena medida a que esa íntima relación, ya cultural, entre corcho y vino se siga manteniendo.

Como bien ha descrito Belén Puertas, investigadora del IFAPA, “el rito que supone descorchar, probar y juzgar un vino exige enfrentarse en primer lugar a un tapón de corcho. La sensación, el tacto, el sonido, que un tapón de corcho proporciona son únicas. Forman parte del ceremonial de un acto que sabemos diferente, entre otras causas, porque hay un tapón de corcho que espera un gesto por nuestra parte para dar por bien concluida su misión…

Operarias de la antigua fábrica de tapones de JimenaY es que, aunque a veces se olvide, el corcho es un producto natural, que reúne singulares propiedades que lo hacen único. Es impermeable, incorruptible, ligero, flexible y elástico, reciclable… Puede afirmarse también que el empleo del tapón de corcho en la industria vinatera garantiza, como nadie, la sostenibilidad de nuestros bosques y dehesas y el mantenimiento de los ecosistemas asociados. De ahí la importancia de la concienciación Operarios de la antigua fábrica de tapones de Jimenaciudadana, a través de campañas como las promovidas por el GDR de Los Alcornocales, para potenciar el consumo de productos que utilizan el corcho como contribución activa a la conservación de estos bosques mediterráneos, los alcornocales. Sin alcornoques no hay corcho, pero sin el uso del corcho se corre el serio riesgo de que vayan desapareciendo los alcornocales, hasta el punto de que, como hemos oído decir a Alonso García veterano representante de la Plataforma Andaluza del Sector Corchero, “una de las amenazas más claras de nuestros alcornocales es la sustitución del tapón de corcho por otros productos”.

Dornajo de corchoConviene recordar que Andalucía está ocupada por unas 250.000 hectáreas de alcornocal que producen más de 35.000 toneladas de corcho anuales, casi la mitad de las que se producen en España. Nuestro país es el segundo productor mundial de corcho, con unas 78.000 toneladas de media anuales por detrás de Portugal, que está a la cabeza con 135.000, lo que hace de la península ibérica la mayor productora del mundo. A todo ello hay que añadir que Los Barrios y Alcalá de los Gazules son los municipios de mayor producción media de Andalucía, por lo que podemos afirmar que la provincia de Cádiz es el territorio corchero por excelencia.

Esta producción tiene también una repercusión económica importante, generando anualmente las labores de extracción del corcho unos 125.000 jornales en nuestra comunidad, especialmente en el periodo comprendido entre junio y septiembre.

La Suberoteca de Andalucía.

Si Los Alcornocales es el principal territorio corchero del país, es lógico que se haya pensado en esta zona a la hora de crear la Suberoteca de Andalucía, un centro destinado a la investigación y al apoyo del mundo del corcho.

Vista general de la Suberoteca de Andalucía
La creación de este centro ha supuesto un salto cualitativo importante para consolidar una serie de iniciativas de estudio y de promoción económica del sector corchero que tiene uno de sus pilares en el Plan de Calas de la Consejería de Medio Ambiente. Este programa se realiza anualmente por parte del Servicio del Alcornoque y el Corcho en Andalucía (SACA) a fin de evaluar la producción y calidad del corcho en la Comunidad. Las instalaciones de la Suberoteca Ristras de muestrasson el soporte físico de estas actuaciones, siendo también el lugar donde se conservan las muestras recogidas en todo el territorio andaluz a través del Plan de Calas.

El Plan de Calas es un servicio gratuito que puede solicitar cualquier propietario o gestor de monte alcornocal en Andalucía y que permite conocer la calidad del corcho de un determinado lugar. Para ello técnicos forestales se desplazan al monte en cuestión planificando un muestreo sobre el terreno y recopilando la información necesaria para estimar la calidad de Ristras de muestrascorcho producido en un área concreta. Para ello se extraen calas de corcho de aquellos pies que previamente se han seleccionado en la zona de estudio de acuerdo a los estudios técnicos que se llevan a cabo. Para obtener las calas se realizan cuatro cortes en corcho de reproducción o segundero, a la mitad de la altura de descorche, obteniéndose así piezas cuadradas de 10cm de lado. Posteriormente se identifican el árbol y la cala obtenida con el mismo número. Una vez extraídas un total de 70 calas de cada finca estudiada, se trasladan a las instalaciones de la Suberoteca donde serán analizadas, sometiéndolas también a un proceso similar al que reciben las planchas de corcho en la industria preparadora. Los datos obtenidos en este proceso serán utilizados para emitir un informe de calidad de corcho de cada zona muestreada que se pone a disposición de los propietarios o gestores del alcornocal y que podrá ser también consultado en la suberoteca por industriales del sector o investigadores. En la actualidad se conservan casi 70.000 calas de corcho, procedentes de los muestreos realizados desde el Ristras de muestras etiquetadasaño 1995. A mediados de verano, cuando la visitamos estas instalaciones, albergaban muestras de 1002 zonas de descorche de Andalucía.

Un edificio singular.

La Suberoteca de Andalucía es un moderno edificio de 760 m2 que se ubica en Alcalá de los Gazules, junto al Centro de Defensa Forestal, al pie de la carretera que se dirige a Benalup. Inaugurado en marzo de 2011, en su construcción y equipamiento se han invertido 2,4 millones de euros, financiados en un 70% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. No es un museo, ni una sala de exposiciones, es más que ninguna otra cosa un centro de investigación y una plataforma para impulsar el aprovechamiento forestal y apoyar la producción corchera de calidad.

Sala de exposiciones de la Suberoteca de Andalucía
El singular edificio que alberga la suberoteca combina, junto a la imagen tradicional propia de la arquitectura de la zona donde se alberga, un moderno diseño en el que la orientación, las formas, los materiales utilizados, las cubiertas, pavimentos y superficies de revestimiento… han sido concebidos de manera ecoeficiente para maximizar el aprovechamiento solar y eólico, la recogida y el uso integral del agua de lluvia, contando también con paneles fotovoltaicos y caldera de biomasa.

VisitantesSe llega hasta el edificio por una pasarela lateral flanqueada por álamos y se accede a su interior a través de una amplia sala visible desde el exterior a través de grandes cristaleras. A primera vista, se nos antoja que estamos en un centro de interpretación o en un museo del corcho. En torno a este gran espacio se organizan las diferentes dependencias entre las que destacan los laboratorios de análisis de muestras, donde se analizan las que se extraen en el Panel de calidades de corchoPlan de Calas y se realizan otros estudios en relación con el corcho y el alcornocal. La suberoteca cuenta también con salas de reuniones para actividades de formación, así como con un amplio espacio abierto que, en el momento en el que lo visitamos, acogía una muestra de objetos relacionados con el corcho y una exposición de paneles sobre el mundo del alcornocal y la industria corchera.

Con todo, lo más llamativo para el visitante, es sin duda el muestrario de calas de corcho que, como singulares colgantes, penden del techo ensartando las calas, esos tacos cuadrados de corcho extraídos de los alcornoques de toda Andalucía. Expuestos ordenadamente en hileras, las ristras de muestras Expositor de utensilios hechos de corchointegradas por 70 “cuentas” de corcho, presentan desigual altura en función del grosor y calibre de aquellas, conformando insólitos pasillos que dan a la sala el aspecto de una singular instalación escultórica. En cada uno de estos curiosos colgantes, una etiqueta informa de los datos técnicos que lo identifican: código y nombre del monte, año de muestreo, término municipal, provincia, propietario, tipo de muestreo… El muestrario, que puede ser consultado productores, Muestrario de taponesindustriales del sector, investigadores y estudiosos del corcho, se constituye así como una especie de “biblioteca” donde se custodia la “memoria del corcho” de nuestro territorio.

Pero esta amplia sala dispone aún de otros muchos elementos de interés. Así, una serie de paneles informan detalladamente al visitante acerca del proceso de obtención de calas, de las diferentes calidades del corcho en función de su aspecto y su calibre, o de los trabajos técnicos que se realizan en la suberoteca. En distintas vitrinas se muestran los curiosos objetos elaborados de manera artesanal por los corcheros: cucharas y cucharones, recipientes, dornillos y dornajos, saleros, cubiletes… En las dedicadas a exponer los tapones, se puede comprobar la gran variedad de formas que se utilizan en la Artesa para lavarindustria vinatera, donde la introducción de los materiales sintéticos supone ya una seria amenaza para el corcho. En Corteza de alcornoquenuestro paseo por la sala, nos detenemos también en los muchos objetos curiosos que aquí se guardan entre los que no faltan las panas de gran calibre, extraídas de alcornoques de estos montes, los troncos ahuecados, sacados en una sola pieza por manos de corcheros expertos -con los que antaño se fabricaban colmenas-, los curiosos taburetes construidos con piezas de corcho hábilmente trabadas, las artesas y recipientes en los que se lavaba la ropa…

Hachas de corcheroColgadas en las paredes pueden verse las típicas hachas de corchero y otras herramientas propias del oficio, o los cortes y secciones del tronco de grandes alcornoques, en los que se aprecia el enorme grosor de la capa de corcho, una de las cuales corresponde a un calibre de 43 años, cuando lo habitual es que se realice la saca cada nueve años. No faltan tampoco las referencias al mundo de los arrieros, tan presentes en las tareas del descorche, llamando la atención del visitante, por su colorido, Detalle de unas jáquimaslos aparejos de los mulos y borricos, las jáquimas, los correajes, los mantichos, las angarillas… dispuestos en varias maquetas tal como podemos verlos aún hoy sobre los animales en el monte.

Una interesante exposición, describe detalladamente en grandes paneles, el mundo del alcornocal y del corcho, sus aprovechamientos, el nacimiento de la industria corchera y la importancia ecológica de estos Aparejos de mulo o borricobosques mediterráneos. En su recorrido se subraya la idea de que además de la tradicional extracción del corcho, existen otros usos del bosque. La montanera que aprovecha la bellota caída para engorde del cerdo, la caza, concebida como una explotación ordenada de un recurso natural, el pastoreo fundamentalmente de ganado bovino, que mantiene especies autóctonas como la vaca retinta, la apicultura, la recolección de setas, la recogida de brezo, para fabricar pipas, elementos de sombra y vallado… son también aprovechamientos del alcornocal a los que se han unido, como consecuencia de la aparición de nuevas necesidades sociales, otros nuevos relacionados con el turismo rural y la educación ambiental.

Aparejos de mulo o borricoEl mundo del corcho y el alcornocal, al que los visitantes de la Suberoteca de Andalucía pueden acercarse a través de sus instalaciones y exposiciones, tiene puestas muchas de sus esperanzas de futuro en iniciativas como la campaña “Naturalmente corcho”, la cual nos reclama que, como consumidores, apostemos por este producto natural que tanto supone para nuestro territorio.


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-El medio y sus productos