En el marco de la campaña de divulgación del producto corchero ‘NATURALMENTE CORCHO’, puesta en marcha por el GDR de Los Alcornocales, hemos visitado la Suberoteca de Andalucía. Esta iniciativa de promoción del corcho, con apoyo del programa europeo Leader-Feader, tiene como principal objetivo concienciar al consumidor final de vinos para que valore (y exija) el taponado con este producto natural, ante el incremento que en los últimos años están experimentando otros cierres alternativos. Junto a ello se quiere subrayar la estrecha vinculación entre estos usos tradicionales del corcho y el territorio de Los Alcornocales, una de las regiones corcheras más importantes del mundo, cuyo futuro como espacio natural está ligado en buena medida a que esa íntima relación, ya cultural, entre corcho y vino se siga manteniendo.
Como bien ha descrito Belén Puertas, investigadora del IFAPA, “el rito que supone descorchar, probar y juzgar un vino exige enfrentarse en primer lugar a un tapón de corcho. La sensación, el tacto, el sonido, que un tapón de corcho proporciona son únicas. Forman parte del ceremonial de un acto que sabemos diferente, entre otras causas, porque hay un tapón de corcho que espera un gesto por nuestra parte para dar por bien concluida su misión…”
Y es que, aunque a veces se olvide, el corcho es un producto natural, que reúne singulares propiedades que lo hacen único. Es impermeable, incorruptible, ligero, flexible y elástico, reciclable… Puede afirmarse también que el empleo del tapón de corcho en la industria vinatera garantiza, como nadie, la sostenibilidad de nuestros bosques y dehesas y el mantenimiento de los ecosistemas asociados. De ahí la importancia de la concienciación ciudadana, a través de campañas como las promovidas por el GDR de Los Alcornocales, para potenciar el consumo de productos que utilizan el corcho como contribución activa a la conservación de estos bosques mediterráneos, los alcornocales. Sin alcornoques no hay corcho, pero sin el uso del corcho se corre el serio riesgo de que vayan desapareciendo los alcornocales, hasta el punto de que, como hemos oído decir a Alonso García veterano representante de la Plataforma Andaluza del Sector Corchero, “una de las amenazas más claras de nuestros alcornocales es la sustitución del tapón de corcho por otros productos”.
Conviene recordar que Andalucía está ocupada por unas 250.000 hectáreas de alcornocal que producen más de 35.000 toneladas de corcho anuales, casi la mitad de las que se producen en España. Nuestro país es el segundo productor mundial de corcho, con unas 78.000 toneladas de media anuales por detrás de Portugal, que está a la cabeza con 135.000, lo que hace de la península ibérica la mayor productora del mundo. A todo ello hay que añadir que Los Barrios y Alcalá de los Gazules son los municipios de mayor producción media de Andalucía, por lo que podemos afirmar que la provincia de Cádiz es el territorio corchero por excelencia.
Esta producción tiene también una repercusión económica importante, generando anualmente las labores de extracción del corcho unos 125.000 jornales en nuestra comunidad, especialmente en el periodo comprendido entre junio y septiembre.
La Suberoteca de Andalucía.
Si Los Alcornocales es el principal territorio corchero del país, es lógico que se haya pensado en esta zona a la hora de crear la Suberoteca de Andalucía, un centro destinado a la investigación y al apoyo del mundo del corcho.
La creación de este centro ha supuesto un salto cualitativo importante para consolidar una serie de iniciativas de estudio y de promoción económica del sector corchero que tiene uno de sus pilares en el Plan de Calas de la Consejería de Medio Ambiente. Este programa se realiza anualmente por parte del Servicio del Alcornoque y el Corcho en Andalucía (SACA) a fin de evaluar la producción y calidad del corcho en la Comunidad. Las instalaciones de la Suberoteca son el soporte físico de estas actuaciones, siendo también el lugar donde se conservan las muestras recogidas en todo el territorio andaluz a través del Plan de Calas.
El Plan de Calas es un servicio gratuito que puede solicitar cualquier propietario o gestor de monte alcornocal en Andalucía y que permite conocer la calidad del corcho de un determinado lugar. Para ello técnicos forestales se desplazan al monte en cuestión planificando un muestreo sobre el terreno y recopilando la información necesaria para estimar la calidad de corcho producido en un área concreta. Para ello se extraen calas de corcho de aquellos pies que previamente se han seleccionado en la zona de estudio de acuerdo a los estudios técnicos que se llevan a cabo. Para obtener las calas se realizan cuatro cortes en corcho de reproducción o segundero, a la mitad de la altura de descorche, obteniéndose así piezas cuadradas de 10cm de lado. Posteriormente se identifican el árbol y la cala obtenida con el mismo número. Una vez extraídas un total de 70 calas de cada finca estudiada, se trasladan a las instalaciones de la Suberoteca donde serán analizadas, sometiéndolas también a un proceso similar al que reciben las planchas de corcho en la industria preparadora. Los datos obtenidos en este proceso serán utilizados para emitir un informe de calidad de corcho de cada zona muestreada que se pone a disposición de los propietarios o gestores del alcornocal y que podrá ser también consultado en la suberoteca por industriales del sector o investigadores. En la actualidad se conservan casi 70.000 calas de corcho, procedentes de los muestreos realizados desde el año 1995. A mediados de verano, cuando la visitamos estas instalaciones, albergaban muestras de 1002 zonas de descorche de Andalucía.
Un edificio singular.
La Suberoteca de Andalucía es un moderno edificio de 760 m2 que se ubica en Alcalá de los Gazules, junto al Centro de Defensa Forestal, al pie de la carretera que se dirige a Benalup. Inaugurado en marzo de 2011, en su construcción y equipamiento se han invertido 2,4 millones de euros, financiados en un 70% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional. No es un museo, ni una sala de exposiciones, es más que ninguna otra cosa un centro de investigación y una plataforma para impulsar el aprovechamiento forestal y apoyar la producción corchera de calidad.
El singular edificio que alberga la suberoteca combina, junto a la imagen tradicional propia de la arquitectura de la zona donde se alberga, un moderno diseño en el que la orientación, las formas, los materiales utilizados, las cubiertas, pavimentos y superficies de revestimiento… han sido concebidos de manera ecoeficiente para maximizar el aprovechamiento solar y eólico, la recogida y el uso integral del agua de lluvia, contando también con paneles fotovoltaicos y caldera de biomasa.
Se llega hasta el edificio por una pasarela lateral flanqueada por álamos y se accede a su interior a través de una amplia sala visible desde el exterior a través de grandes cristaleras. A primera vista, se nos antoja que estamos en un centro de interpretación o en un museo del corcho. En torno a este gran espacio se organizan las diferentes dependencias entre las que destacan los laboratorios de análisis de muestras, donde se analizan las que se extraen en el Plan de Calas y se realizan otros estudios en relación con el corcho y el alcornocal. La suberoteca cuenta también con salas de reuniones para actividades de formación, así como con un amplio espacio abierto que, en el momento en el que lo visitamos, acogía una muestra de objetos relacionados con el corcho y una exposición de paneles sobre el mundo del alcornocal y la industria corchera.
Con todo, lo más llamativo para el visitante, es sin duda el muestrario de calas de corcho que, como singulares colgantes, penden del techo ensartando las calas, esos tacos cuadrados de corcho extraídos de los alcornoques de toda Andalucía. Expuestos ordenadamente en hileras, las ristras de muestras integradas por 70 “cuentas” de corcho, presentan desigual altura en función del grosor y calibre de aquellas, conformando insólitos pasillos que dan a la sala el aspecto de una singular instalación escultórica. En cada uno de estos curiosos colgantes, una etiqueta informa de los datos técnicos que lo identifican: código y nombre del monte, año de muestreo, término municipal, provincia, propietario, tipo de muestreo… El muestrario, que puede ser consultado productores, industriales del sector, investigadores y estudiosos del corcho, se constituye así como una especie de “biblioteca” donde se custodia la “memoria del corcho” de nuestro territorio.
Pero esta amplia sala dispone aún de otros muchos elementos de interés. Así, una serie de paneles informan detalladamente al visitante acerca del proceso de obtención de calas, de las diferentes calidades del corcho en función de su aspecto y su calibre, o de los trabajos técnicos que se realizan en la suberoteca. En distintas vitrinas se muestran los curiosos objetos elaborados de manera artesanal por los corcheros: cucharas y cucharones, recipientes, dornillos y dornajos, saleros, cubiletes… En las dedicadas a exponer los tapones, se puede comprobar la gran variedad de formas que se utilizan en la industria vinatera, donde la introducción de los materiales sintéticos supone ya una seria amenaza para el corcho. En nuestro paseo por la sala, nos detenemos también en los muchos objetos curiosos que aquí se guardan entre los que no faltan las panas de gran calibre, extraídas de alcornoques de estos montes, los troncos ahuecados, sacados en una sola pieza por manos de corcheros expertos -con los que antaño se fabricaban colmenas-, los curiosos taburetes construidos con piezas de corcho hábilmente trabadas, las artesas y recipientes en los que se lavaba la ropa…
Colgadas en las paredes pueden verse las típicas hachas de corchero y otras herramientas propias del oficio, o los cortes y secciones del tronco de grandes alcornoques, en los que se aprecia el enorme grosor de la capa de corcho, una de las cuales corresponde a un calibre de 43 años, cuando lo habitual es que se realice la saca cada nueve años. No faltan tampoco las referencias al mundo de los arrieros, tan presentes en las tareas del descorche, llamando la atención del visitante, por su colorido, los aparejos de los mulos y borricos, las jáquimas, los correajes, los mantichos, las angarillas… dispuestos en varias maquetas tal como podemos verlos aún hoy sobre los animales en el monte.
Una interesante exposición, describe detalladamente en grandes paneles, el mundo del alcornocal y del corcho, sus aprovechamientos, el nacimiento de la industria corchera y la importancia ecológica de estos bosques mediterráneos. En su recorrido se subraya la idea de que además de la tradicional extracción del corcho, existen otros usos del bosque. La montanera que aprovecha la bellota caída para engorde del cerdo, la caza, concebida como una explotación ordenada de un recurso natural, el pastoreo fundamentalmente de ganado bovino, que mantiene especies autóctonas como la vaca retinta, la apicultura, la recolección de setas, la recogida de brezo, para fabricar pipas, elementos de sombra y vallado… son también aprovechamientos del alcornocal a los que se han unido, como consecuencia de la aparición de nuevas necesidades sociales, otros nuevos relacionados con el turismo rural y la educación ambiental.
El mundo del corcho y el alcornocal, al que los visitantes de la Suberoteca de Andalucía pueden acercarse a través de sus instalaciones y exposiciones, tiene puestas muchas de sus esperanzas de futuro en iniciativas como la campaña “Naturalmente corcho”, la cual nos reclama que, como consumidores, apostemos por este producto natural que tanto supone para nuestro territorio.
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