Itinerarios por la Campiña


Muchas veces, asociamos el turismo rural o la realización de actividades de senderismo y acercamiento al medio natural, con la visita de espacios lejanos y exóticos, con viajes a lugares y parajes remotos o espectaculares que aún siendo atractivos, escapan a nuestras posibilidades. En ocasiones sucede que ignoramos o no damos valor a otras posibilidades que si están a nuestro alcance y que nos ofrecen, a otro nivel y en otra escala más modesta pero no menos interesante, la posibilidad de estar en contacto con el entorno natural y rural. “Lo pequeño es hermoso” esa feliz expresión de Shumacher, puede aplicarse también aquí. Porque lo cierto es que a no más de 30 km de nuestra ciudad podemos encontrar suficientes atractivos que justificarán sobradamente no pocas salidas.

Y para recordárnoslo, la Asociación para el Desarrollo Rural de la Campiña de Jerez editó una interesante publicación, hace ya un par de años, que sigue siendo de obligada consulta para quien quiera acercarse a los paisajes del Jerez rural. Elaborada por los amigos y amigas de Genatur, que conocen como nadie nuestros recursos naturales y nuestro patrimonio rural, la guía “Itinerarios por la Campiña” pone al alcance de las personas interesadas en conocer y disfrutar de nuestro entorno más cercano, la información básica que precisan para planear sus salidas, visitas y excursiones. Esta guía, disponible en la red, es también un instrumento de gran interés para potenciar el turismo rural y para su utilización, como herramienta Mapa de itinerariodidáctica en los centros educativos, gracias a su claridad expositiva, a su cuidada edición, y al soporte gráfico (imágenes, mapas, cuadros y gráficos…) que acompaña a un texto sencillo y preciso.

En su parte inicial, aporta datos de carácter general sobre la Historia del Entorno Rural Jerezano, los Pueblos de Colonización, las Vías Pecuarias o el Río Guadalete, que nos ayudan a comprender mejor el marco físico de la Campiña de Jerez, así como la intervención del hombre en este espacio a lo largo de la historia. La Guía se ocupa también de otro lugares de interés natural como el Parque Forestal de Las Aguilillas, en Estella del Marqués, o el Parque Forestal de La Suara, en la Barca, parajes ambos que constituyen, para muchos vecinos, un lugar de ocio y Parque forestal de 'Las Aguilillas'esparcimiento y el referente “natural” más cercano. De gran interés es también el apartado dedicado a La Campiña Jerezana, donde se apuntan los valores de las tierras de viñedos, la campiña de secano, las vegas de regadío o de los terrazgos dedicados a pastizales y dehesa.

La guía se completa con una práctica selección de Itinerarios por la Zona Rural de Jerez que se estructuran en tres grandes rutas. La primera de ellas, el Itinerario por las Vías Pecuarias, se divide en dos tramos. El primero, con una longitud aproximada de 11,5 km., parte del Parque Forestal Las Aguilillas, en Estella del Llanos de 'La Guareña'Marqués, y tras pasar por Cuartillo, llega hasta La Guareña El segundo, de 10 km. arranca en La Guareña y recorre las tierras de Magallanes para seguir luego en dirección a La Barca de la Florida, Mesas del Corral y La Suara.

El Itinerario de los Cultivos Agrícolas nos acerca a los paisajes del regadío. Esta ruta, de algo más de 9 km. de recorrido, se inicia en la barriada rural de la Guareña para pasar por las cercanías de San Isidro del Guadalete y adentrarse por las tierras de El Torno hasta la misma orilla del río en la Pasada del Boyal, ya en Torrecera, donde termina.

La Ruta del Agua es el tercero de los itinerarios de la guía, y recorre unos 10 km. Se Cerro de 'La Harina' (Torrecera)inicia en Torrecera la Baja, en la margen izquierda del río Guadalete, junto a la Pasada del Boyal, para llevarnos luego al Cerro de la Harina y Torrecera. Siguiendo por caminos de servicio de los canales de riego, la ruta nos conduce al Parque Forestal de La Suara, donde termina. Como complemento a toda la información, la guía incluye mapas desplegables de los distintos itinerarios que pueden ser de gran utilidad en las salidas “entornoajerez”.

La campiña, y su patrimonio natural, el medio rural y sus parajes, son aún más atractivos de la mano de esta cuidada publicación.


Buscando el Guadalquivir. Por la carretera del Calvario (II)


Carretera. S. José de Prunes al fondo
Tras descansar en las tierras de El Barroso, continuamos nuestro camino, buscando el Guadalquivir. Frente al cortijo, al otro lado de la carretera, la Cañada de Maricuerda y Tabajete nos lleva hasta El Barrosillo. Esta cañada se dirige luego a las marismas de Tabajete, al pie de Mesas de Asta, donde se forman grandes zonas encharcadas en épocas de lluvia y que, en tiempos de la dominación romana, fueron esteros navegables, comunicados con el amplio estuario del Guadalquivir.

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Buscando el Guadalquivir. Por la carretera del Calvario (I)



Como cada año, en estos días en los que se realiza la peregrinación anual a la Ermita del Rocío, en Almonte, los romeros jerezanos y los de otras poblaciones cercanas cruzan las tierras de la campiña, buscando el Guadalquivir. La ruta seguida para ello, que atraviesa en su tramo inicial por un hermoso rincón del término municipal de Jerez, ha sido conocida con diferentes nombres. Denominada popularmente como “carretera del Calvario”, por salir de la ciudad junto a esta antigua capilla, se la conoce también como “camino de las viñas” porque durante buena parte de su recorrido se atraviesa por tradicionales pagos de viñedos. Este “Camino del Rocío” jerezano fue también, mucho antes de que la romería tuviese el protagonismo del que hoy goza, el “camino de Bonanza”, como se refleja, por ejemplo, en los mapas de comienzos de mediados del siglo XIX. Y lo era porque, junto a la carretera de Sanlúcar, esta fue la vía principal de acceso a ese puerto que junto a otros de la Bahía, se utilizó para el comercio y embarque de nuestros vinos.

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No más “ermitas de guía”


Jerez. La Ermita de Guía en primer plano. (grabado)
De un tiempo a esta parte, y a medida que el inmenso bloque de pisos que se alza junto a la Ermita de Guía y la Fuente de la Alcubilla va ganando altura, crece también la polémica y las quejas ciudadanas. Basta acercarnos al lugar para comprobar que algo (o todo) se ha hecho mal en este asunto. Pero ya es tarde.

Cuando todavía se podía hacer algo, casi seis años antes de que empezaran las obras, nosotros, modestamente pero con toda claridad, pedíamos que se reconsiderase la idea. Lo pedíamos en un artículo que publicamos en la Revista Pliegos de Opinión en marzo de 2002, en el que decíamos exactamente esto:

Jerez de la Frontera. (George Hofnaglius. 1564)“Recuperemos el entorno de la Ermita de Guía.

La imagen histórica de una ciudad y en especial aquella que se nos muestra en los viejos grabados, son una parte importante del patrimonio colectivo, -“paisajes de la memoria”- que, en la medida en que han llegado hasta nosotros, son dignos de proteger y conservar. En el caso de Jerez, las profundas transformaciones urbanísticas que tuvieron lugar durante los tres últimos siglos, alteraron en gran medida aquellos paisajes urbanos que se divulgaron por Europa desde el S. XVI con los primeros dibujos de Antonius Van der Wyngaerde o George Hofnaglius.

Sin embargo, ninguna vista de la ciudad ha sido tan recurrente en los grabados históricos como las que muestran como primer referente de Jerez el entorno de la Ermita de Guía que, casi inalterable durante cuatro siglos, ha servido de carta de presentación, de tarjeta de visita a una ciudad que, a sus espaldas, ha ido transformándose.

Entre las imágenes más repetidas, cerrando ya el XVIII, la Ermita se recoge en los grabados con el telón de fondo de las frondosas alineaciones de álamos y olmos en la recién estrenada Alameda Vieja de Eguiluz, con los vallados de estacas descritos por Antonio Ponz en la cuesta de la Alcubilla... En torno a este lugar, serán después las grandes Fuente de la Alcubillabodegas que cambiarán la perspectiva de la zona, las que desvelarán a los viajeros avisados o a quien viera esas hermosas estampas urbanas del XIX, que la nuestra, más que ninguna otra, era la ciudad del vino. Y en primer plano, con todo detalle, la Ermita de Guía y la Alcubilla, como la contemplamos en las litografías de Luis Tasso o en aquellos otros grabados de Comba y de Gratry donde siempre la vemos presidiendo las vistas y la entrada de Jerez desde los Puertos, en un espacio abierto que hermosea la imagen de la ciudad y al que dan vida un curioso ir y venir de trajinantes, viajeros, gente de a pie y de a caballo, niños jugando a los toros en torno a la fuente...

Ermita de GuíaY luego, cuando Jerez ofrece ya una imagen industrial y fabril, con los primeros signos del ferrocarril y los postes del tendido eléctrico anunciando un vuelco de los tiempos, la Ermita de Guía sigue ahí, despejada, en un ameno paraje, junto a la alcantarilla del viejo Arroyo de Curtidores, acaso algunos olmos, algunos álamos junto a la Alcubilla. Y tras ella, siempre cambiante, la ciudad. Más tarde, en los años oscuros, cuando un muro cubrió el territorio diáfano, apenas una reja dejaba entrever que la Ermita, la Fuente de la Alcubilla y el solar seguían ahí, donde habían estado siempre.

Edificaciones junto a la ermitaCuando recuperada la democracia volvieron a reinventarse los espacios abiertos, los paseos arbolados, las alamedas soleadas... y pudimos reencontrarnos con los paisajes de siempre, pensamos que le llegaba la hora a la Ermita de Guía y sus alrededores. Con la luminosa remodelación de la Alameda Vieja, con la feliz apertura de los jardines de Domecq y G. Byass, con la mejora de la Puerta del Arroyo…, veíamos muy cerca la definitiva recuperación de este lugar tan nuestro. Y se restauró por fin la Ermita, y se limpió su entorno y cuando ya esperábamos la intervención definitiva, descubrimos de pronto que todo era un espejismo. Promociones inmobiliarias comenzaron a cercar el viejo solar y se disipó toda esperanza al ver surgir en sus Edificaciones junto a la ermitaalrededores bloques de pisos, calzadas, aparcamientos, muros y más muros.

Y entonces, en un rapto de especulación intensiva del suelo, alguien decidió un día que los paisajes urbanos no son protegibles (o lo son a capricho), que los horizontes (pequeños horizontes en este caso) no están catalogados en ningún PGOU, que bastaba con que la Ermita asomara un poco por un lado o que un rótulo anunciara que detrás de unos bloques de pisos se esconde un monumento.

Edificaciones junto a la ermita“Queremos un parque”, escriben ahora los vecinos en los muros. Pero el Ayuntamiento, ¿hipotecado? por un remoto compromiso urbanístico no parece capaz de enmendar lo que ya se juzga, por muchos, como otro error, otro más de los que no será tan fácil dar marcha atrás si no se hace ahora, cuando todavía no se ha puesto un ladrillo. Y eso es lo que, con tantos jerezanos, pensamos que debe hacerse. Porque aún estamos a tiempo.

Edificaciones junto a la ermitaEn esta ciudad de espacios abiertos, pródiga en solares donde construir y con este Ayuntamiento, que tantas veces permuta, expropia, cambia, trastoca planes cuando bien le parece... cuesta trabajo creer que no pueda respetarse un espacio histórico, un paraje singular, un lugar que debe ser conservado, abierto y diáfano. Contrasta enormemente –inexplicablemente- lo que aquí quiere hacerse con lo que se anuncia para el entorno del Teatro Villamarta. Si aquí se augura ya el derribo del edificio de Correos para ganar una plaza, allí se prepara la construcción de bloques de pisos, para perder uno de los espacios abiertos con más tradición de la ciudad.

Sin embargo, nos tememos lo peor. Por eso hacemos -modestamente, sin gritos ni pintadas- un llamamiento a enmendar un desatino anunciado. Y apelamos para ello al mismo impulso cívico Edificaciones junto a la ermitade la mano del cual se salió al encuentro de un Jerez más habitable, con la lenta pero progresiva restauración del entorno urbanístico, de la recuperación de las plazas con bancos y naranjos, de las nuevas alamedas y parques soleados, de rincones que se perdían y que han vuelto a la vida.

El Ayuntamiento tiene ahora una magnífica oportunidad de hacer justicia con un retazo de nuestro pasado urbano, aquél que nos sirvió tantas veces de tarjeta de presentación, de imagen gráfica del Jerez de siempre, ese que ahora parece ya condenado a desaparecer. Ahora que aún podemos, recuperemos el entorno de la Ermita de Guía, pongamos a salvo “el paisaje de la memoria”. (Agustín García Lázaro, Marzo de 2002).”

Pulsar sobre las imágenes para facilitar la lectura

Hubo después más voces, pero no llegamos a tiempo. Sin embargo no es tarde todavía para que no haya “otras ermitas de guía” de las que lamentarse. Así lo hemos apuntado en estas páginas en las que hemos querido llamar la atención sobre el patrimonio amenazado, sobre el deterioro del entorno de nuestros monumentos, de nuestras vías pecuarias, de nuestras riberas, de los árboles singulares de nuestro término. Hemos alertado del vandalismo en el patrimonio en el medio rural, de las zonas arqueológicas con escasa o nula protección. Denunciamos el lamentable estado del Puente de Cartuja y hacíamos un llamamiento a poner en valor y conservar el rico patrimonio histórico y monumental disperso en nuestro entorno. Y lo hacemos ahora que estamos aún a tiempo para no volver a tener que lamentarnos de nuevo por otras “ermitas de guía” pedidas.


Para ver más árticulos sobre Foto denuncia "entornoajerez"...

El Castillo de Berroquejo (2)
Galería de imágenes.



Para complementar la entrada dedicada al Castillo de Berroquejo, se ofrece una galería de imágenes en la que, junto a los restos que se conservan en pie en la actualidad, aparecen otros elementos del paisaje circundante y algunas de las vistas que es posible observar desde este lugar.

Subida al Pico del Aljibe (3).
Galería de imágenes

Como complemento a las entradas anteriores se presenta una galería fotográfica de la Ruta: La Sauceda-Pico del Aljibe en la que se incluyen las siguientes imágenes:
  1. Zona de acceso a La Sauceda.
  2. Cabañas en La Sauceda.
  3. Ruinas de la Ermita de La Sauceda.
  4. La Sauceda: horno de pan.
  5. Alcornoques.
  6. Helecho común.
  7. Helecho común.
  8. Un hermoso quejigo en el interior del bosque.
  9. Flores de Saxifraga granulata.
  10. Orchis langei.
  11. Quejigo con polipodios creciendo sobre el tronco.
  12. “Sendero pedregoso” entre el bosque.
  13. Flor de Romulea bulbocodium.
  14. Sendero en el tramo final del recorrido, cerca de las cumbres.
  15. Vistas desde el sendero.
  16. Vistas de la campiña de Cádiz desde El Aljibe.
  17. El cercano Pico del Montero visto desde El Aljibe.
  18. Vistas del Embalse de Barbate.
  19. Sierras del Pinar y Endrinal y del pueblo de Benaocaz.
  20. La Pilita de la Reina.
  21. Líquenes sobre las rocas de arenisca.
  22. Matorral de las cumbres: brezos y jara estepa.
  23. Arbustos achaparrados de escobón en las cumbres del Aljibe.
  24. Las rocas de “arenisca del Aljibe” presentan llamativas coloraciones.




El “Puente Romano” de la Cañada de la Isla


Puente romanoLa mayoría de los viajeros que desde El Portal se dirigen a Puerto Real o al área recreativa de la Dehesa de La Yeguas por la llamada “Carretera de Bolaños”, reparan en un llamativo cartel que puede verse a la altura del km. 7, a la izquierda de la vía: “Cocodrilos Kariba”. Muchos conocen que se trata del indicador que anuncia los accesos a la única Granja de Cocodrilos de Europa. Más desapercibido, sin embargo, pasa un panel informativo que, en este mismo lugar, indica la Paneles informativospresencia de los restos de un “puente romano”.

A juzgar por el aspecto de la construcción, el viejo puente de la Cañada Real de Arcos a Puerto Real, como señala el cartel, nos recuerda más a una obra medieval o a un puente de los siglos XVIII o XIX, similares a los que hemos visto en Arcos, o en el arroyo de Matarrocines, en el antiguo camino de El Puerto. Conocido como “Alcantarilla del Salado”, el puente conserva todavía la embocadura así como Puente romanobuena parte de sus pretiles y su arcada principal, formada por dos roscas de ladrillo que se asientan firmemente en estribos de canto. En su parte superior, todavía se aprecian los restos de la última reforma que quiso reforzar con hormigón su tablero, señal inequívoca de la utilidad que, hasta hace sólo unas décadas, prestó este viejo puente.

La alcantarilla permitía el cruce del Arroyo Salado de Puerto Real, que corre por entre las tierras de La Carrascosa, el Cerro de La Tinaja y La Zarza, buscando el Río San Pedro, en las cercanas marismas del antiguo estuario del Guadalete. Formaba parte de la Cañada de Arcos a Puente romanoPuerto Real, cuyo tramo jerezano es conocido como “Cañada Real de la Isla o de Cádiz y Puerto Franco” (a la que dedicaremos otro artículo) que arranca en el Puente de Cartuja, para seguir hasta aquí un trazado muy similar al de la actual carretera de Bolaños. Si bien hoy tiene un papel secundario, este camino fue, en otros tiempos, de gran importancia para la comunicación de nuestra ciudad con las poblaciones de la Bahía, ya que hasta la construcción de los primeros puentes sobre el Guadalete y el San Pedro en el Puerto de Santa María, ésta era la principal vía terrestre para llegar a Cádiz, a través del Puente Suazo, bordeando el estuario y las marismas.

Carretera de BolañosAlgunos autores sostienen que, un trazado parecido al que lleva en este tramo la Cañada Real de la Isla, era el que posiblemente seguía una calzada romana (tal vez la Vía Augusta) que procedente de Gades y Ad Pontem (Puente Zuazo) pasaba por las inmediaciones del Portus Gaditanus (uno de cuyos posibles emplazamientos pudiera haber estado en estas laderas de la zona de Mesas de Bolaños) y cruzaba el Guadalete, camino de Hasta Regia, por el vado de El Palmar del Conde, frente a El Portal. Conviene recordar que en las Puente romanoproximidades de este viejo puente, se han encontrado diferentes enclaves con restos de alfarerías romanas (El Tesorillo, Barja, Bolaños, La Zarza)… que nos permiten imaginar que esta vieja cañada bien pudo seguir el trazado de una calzada romana.

Puente romano¿”Puente romano”?. Los restos que se conservan apuntan a una obra más reciente, que tal vez tuvo su origen en los primeros siglos de nuestra era, cuando la presencia romana en estas tierras está más que confirmada. En todo caso, el paraje bien merece una visita para observar los restos de la vieja alcantarilla, escondida entre lentiscos y acebuches, que podremos completar con un paseo por los senderos trazados (y señalizados) en las cercanías del puente. Desde aquí podemos enlazar con la Cañada Real del Camino Ancho. Esta vía forma parte del Parque de las Cañadas de Puerto Real, integrado en la red Andaluza de Vías Pecuarias. Viejos caminos por parajes donde se conserva el matorral típico del monte mediterráneo, entre pinos, lentiscos y acebuches, que nos esperan para ser recorridos.

Para saber más:
- González Rodríguez, R. y Ruiz Mata, D.: “Prehistoria e Historia Antigua de Jerez”, en Caro Cancela, D. Coord.: “Historia de Jerez de la Frontera. De los orígenes a la época medieval”. Tomo 1. Diputación de Cádiz. 1999, p. 135-136 y 153-154.


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